Imagine que de la noche a la mañana no pueda reconocer a su madre, a su pareja, a su hijo. Que los vea pero que no sepa quiénes son, ni si ríen, o llevan el ceño fruncido. Eso es lo que le pasó a David Bromley. Tras sufrir una lesión en el cerebro quedó ciego de cara.
Bromley, un inglés de 67 años, sufre de prosopagnosia desde hace 11 años. Las personas con este trastorno pueden ver los ojos, la nariz, la boca… el contexto. Pero no pueden ver o comprender el rostro de la persona. No reconocen los gestos o las emociones.
“Puedo reconocer a mi esposa si entro a la casa y sé que está allí. Pero si en la calle pasa a mi lado y no sé que va a estar ahí, no la reconocería”, le cuenta a BBC Mundo.
Quizás lo más complicado de esta enfermedad sea que las personas no se dan cuenta de inmediato que la tienen.
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