Habiéndonos apartado del país al tiempo que una taza de café costaba bolívares 4, la oposición no salía de un tercio de preferencia y el pueblo cabalgaba en la adoración por un caudillo, regreso a una Venezuela al filo de una nueva era… Pero hay que empujar más el listón.
El país registra un deterioro palmario y un estancamiento brutal. Pasar por las faldas de Petare y evidenciar que la ruta elevada del Metro avanzó menos que 1 Km en dos años, habla de una gestión ineficiente y en abandono. Si en algún momento la pobreza había recuperado terreno en temas de alimentación, salud y educación, cotejar que la cesta básica duplica el salario mínimo, que la deserción escolar se ubica en un 70% y que en nuestros hospitales no hay ni reactivos para diagnosticar un HIV, nos lleva a decir que el socialismo del siglo XXI, fracasó. La carga burocrática del Estado se ha hecho insoportable. Las empresas básicas de Guayana están prácticamente desmanteladas. Pdvsa se ha convertido en un pesado carruaje con más de 100.000 trabajadores, más cargas asistenciales que ni le tocaba, ni puede satisfacer. Los planes de inversión para mejorar la producción, son entregadas a chinos o rusos, por lo que los vientos de independencia ya no son promociones válidas del “socialismo productivo”. Veo un país atrapado en la criminalidad y ensimismado en la anomia moral. Algunos se venden al mejor postor, otros se apoltronan o se allanan, y no pocos se marchan. Profundas carencias afectivas y emocionales que impiden integrarse a la lucha ciudadana. La justicia no es para los justos, sino para los bolsas.
En lo político se palpa un avance en la aproximación a las masas. Aunque persiste la dispersión opositora (a lo interno), si se está realizando un trabajo de calle poco reseñado por los medios. La autocensura “es libre” como el miedo… VP da continuidad a su tarea de ampliar redes populares. PJ no sede en sus denuncias y careos con el gobierno, como tampoco en la implementación de programas comunitarios, asistenciales y de liderazgo en los claveages territoriales de poder. María Corina y su agrupación Vente, recorre el país incansablemente y Acción Democrática más UNT, ponen sus maquinarias al servicio de alianzas con chance de anclar o alcanzar nuevos espacios de poder… Sin embargo no existe un consenso entre ellos que amalgame no sólo un frente político-partidista, sino que adhiera el resto de las fuerzas de la sociedad civil. Lamentablemente en lo que algunos autores llaman “Las Claves de la Seducción” (Larry M. Bartels/Defendiendo preferencias de la opinión pública), la disposición actitudinal y anímica del chavismo (hoy más radical) hacia nuevas alternativas de poder o de otros sectores de la disidencia, hacia nuevos estilos discursivos, siguen siendo resistidos, fragmentados y poco empáticos en términos de confianza grupal. Ni chavistas que han quedado a la orden de Maduro por encomienda del expresidente Chávez, reflejan interés en darle voto de confianza a la oposición, ni desde otras voces disidentes, existe comprensión al lenguaje de prudencia, reconciliación y reencuentro, por considerarlo “come flor”.
La prosperidad, reconocida universal e intelectualmente como la clave de la confianza y como una de las virtudes para reforzar el capital social, no es un catalizador en Venezuela. Es contradictorio que con una inflación que ronda el 50% interanual y una criminalidad que nos coloca como país-récord en peligrosidad, ello no incida determinantemente en los sectores populares (los más afectados) para volcar su mirada a nuevas opciones de poder. La polarización sigue dividiendo a fondo al país, lo cual se explica en el mosqueo e incredulidad de las bases populares hacia nuevas ofertas políticas. El problema recae en un lenguaje neutral, prosocialista y rentista de líderes opositores (sin contraste), quienes en medio de una percepción dividida, crítica, vacía de creatividad y ausente de una estrategia unificada por la defensa de las libertades ciudadanas, alejan ambos polos. Ciertamente es inaceptable no exigir la partida de nacimiento del Sr. Maduro por considerar que ello no producirá rendimiento político (dixit Capriles). Es incoherente llamar a votar sin explicar cómo derrotar el fraude electoral…Y omitir una denuncia seria y permanente sobre la presencia de cubanos en Venezuela o la defensa de nuestra soberanía territorial (en el tema Guyana María Corina ha ido a solas), es vergonzoso.
He llegado a un país aletargado, agobiado y confundido, donde el silencio de la opinión pública se entumece con una percepción incorrecta de sumisión, desgano y dominación. Como lo dijo Carrasquero y Welsh (2001): “Aun el grupo de radicales cultiva considerables reservas valorativas respecto de disposiciones y procedimientos democráticos”. Esta valoración hoy sigue intacta como reserva cultural, y quien sepa tocar esa fibra redentora, indómita e irreverente, hará despertar a un país para nada resignado, propiciando el cambio… inconteniblemente.
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