Los asesores caribeños de Maduro han cometido un pequeño error de cálculo en su evaluación sobre la idiosincrasia del venezolano, ellos pensaron que tal cual ocurre en Cuba, el hecho de tener una sociedad apagada sin medios de comunicación diferentes a los oficiales facilitaría el sometimiento total del pueblo frente a la propaganda oficial. En sus elucubraciones, rodeados del alto mando político de la revolución, con militares incluidos, argumentaban que al poseer el monopolio de los medios de comunicación, apagando mediante compras poco ortodoxas canales como Globovision o la Cadena Capriles y estrangulando a la prensa libre al no permitir la importación de papel, amén del favor que le harían algunos dueños de televisoras al silenciar la noticia in extremis, tendrían el mandado hecho y habrían construido su propio paraíso terrenal: un país rico en petróleo sometido silenciosamente al adoctrinamiento ideológico de los ancianos Castro.
La sorpresa que se han llevado en estos meses del gobierno de Maduro ha sido mayúscula. Desaparecida de los grandes medios de comunicación, la opinión, la gestión y el accionar de la oposición, lo único que existe en la agenda pública es el gobierno, con lo cual toda la responsabilidad de las penurias que padece el pueblo es exclusivamente del gobierno. Todas las encuestas serias dicen que el 70% del país culpa a Maduro y a su gobierno de los principales problemas del país, la escasez, la inseguridad y la inflación. Como decía mi abuelita, a los vivos del gobierno les salió el tiro por la culata. Le quitaron los medios de comunicación a la oposición, obligándola a caminar barrios, subir bloques y crear medios alternativos de comunicación con lo cual, lejos de debilitarla, la fortalecieron.
En años recientes el finado acusaba a la oposición de ser exclusivamente mediática, de estar confinada a los canales de televisión, las emisoras y los periódicos. Hoy la realidad se ha invertido totalmente. El gobierno se siente en su zona confort hablando desde los grandes medios, gastando un inmenso porcentaje del presupuesto nacional en propaganda con un saldo ampliamente negativo para la élite del PSUV y favorable a las fuerzas opositoras. Hoy la calle es de la oposición, sin la estridencia y espectacularidad de otras épocas, pero con eficiencia política y capacidad de transformación social lo único que falta es la cobertura en medios.
La mejor prueba de que ha fracasado la estrategia de invisibilizar a la oposición la tenemos en las encuestas de opinión, que como ya mencioné culpan al breve, pero nefasto gobierno de Nicolás, de todo lo malo que ocurre y en el desesperado llamado de Maduro a librar una batalla liberadora contra twitter. Ha sido tan ineficaz y contraproducente el monopolio mediático del PSUV que sienten temor a perder el poder debido a los ataques imperiales del pajarito azul. Las opiniones emitidas por los líderes de la oposición, la información circulando sin censura, el poder de penetración que tienen las redes sociales en Venezuela ha venido a aguarle la fiesta al oficialismo. Ellos no terminan de asumir que el problema radica en construir un modelo de sociedad contra natura, sustituyendo el emprendimiento, la libertad individual y el pensamiento por las dictámenes de la burocracia. Convertir el Estado en una especie de Dios es un camino primitivo, autoritario e ineficiente frente al cual el pueblo venezolano se revelará. Pueden inclusive intentar lo que hizo Mubarack en Egipto durante el inicio de la primavera Árabe cuando suspendió el internet y tumbó las comunicaciones a través de la telefonía celular para impedir que la gente se enterara de lo que ocurría, pero no podrán impedir la comunicación boca a boca, los comentarios en las colas, la expresión del malestar colectivo y la vocación de cambio del pueblo venezolano que se niega a vivir como mendigos en medio de un boom petrolero.
La guerra de Nicolás contra el pajarito azul demuestra la desesperación y el miedo de un gobierno acorralado por sus propios errores, así como la falta de sentido del ridículo y de proporcionalidad. En lugar de estar preocupado por 6 mil seguidores debería preocuparse y ocuparse de la terrible inseguridad que anualmente ciega la vida de más de 20 mil venezolanos, de la inflación de más de 50 % que empobrece la vida del resto de los venezolanos que escapan del hampa o por los desequilibrios cambiarios que están llevando al innombrable a ser un sexagenario con la natural consecuencia que tiene esto en más inflación y escasez.
Por ahí unos bromistas criollos decían que Nicolás quedó tan traumatizado con el regaño que le hiciera el comandante aparecido en forma de pajarito que le agarró fobia a la imagen universalmente conocida de twitter. Más allá de la chanza, el PSUV intentará destruir cualquier medio de comunicación que no controlen. Les auguro poco éxito, así sea hablando en susurros o mediante epístolas llevadas por palomas mensajeras, la gente comunicará su inconformidad al modelo anacrónico y caótico construido por los arquitectos del atraso que nos gobiernan.
Carlos Valero
Les invito a interactuar en twitter (independientemente de lo que diga Maduro) a través de la cuenta @carlosvalero08