Ese monstruo verde que, según los cuentos infantiles, se robó la Navidad, lejos de ser una historia hilarante que siempre transmiten por la televisión en época decembrina, podría convertirse en una realidad que no será nada divertida, porque toca una parte muy delicada del ideario venezolano: la capacidad de evadirse, aprovechando las fiestas.
Cada diciembre, desde hace más de 10 años, ha habido una elección, un aviso de crisis, una crispación o cualquier evento que amenazaba con acabar con la alegría de las festividades.
En esta oportunidad no es una amenaza, es una realidad demasiado cercana. No queremos sonar pesimistas, pero, como dice el refrán: no se puede tapar el sol con un dedo y en Venezuela, ni con toda la mano.
Como están las cosas con la situación económica, no podemos menos que alertas sobre el riesgo de la crisis, ocasionada por el alto índice de desabastecimiento, cuando ya tenemos encima la temporada navideña.
Reconocemos que el Ejecutivo ha anunciado y de hecho, ha adelantado esfuerzos para acelerar importaciones, nacionalización y salida de mercancía de los puertos. Pero, esos esfuerzos debieron comenzar hace meses, de manera que las compras navideñas de las empresas se dieran a tiempo. Así tenemos que el sector privado no tiene mucha de las mercancía que se suele vender en esta época. Y no hablamos de adornitos, aunque estos sean importantes sino de productos que se requieren para preparación de alimentos, mercancías que se venden
obligatoriamente en estas fechas y que forman parte de nuestras tradiciones. Aunque los ministros han garantizado que habrá oferta de productos navideños, en especial alimentos y juguetes, lo cierto es que no todos tienen acceso a las ferias navideñas que organiza el Gobierno. Nos alegramos que esos eventos se organicen para las personas que menos tienen, pero, la población venezolana es un todo. Y mientras que en una feria de esas se hacen colas enormes para que las personas puedan adquirir un pernil o un carrito a control remoto, en otros sitios, los comercios no tienen mercancía.
La situación no es nada fácil, porque para el sector privado, diciembre es la temporada de mejor venta y garantiza la operatividad de buena parte del resto del año.
La “Navidad feliz” que anuncia el Ejecutivo debe ser para todos los venezolanos, comenzando por las decisiones necesarias para que cese la sequía de divisas que es uno de los principales problemas.
Lo que se debe corregir a tiempo es que los comercios puedan surtirse a tiempo, porque el pago de las utilidades ya es un hecho. Es necesario que se agilice de verdad la entrega de los Certificados de
No Producción. Celebramos que el Sicad esté funcionando con regularidad, pero el monto debe ser aumentado. Nuestra recomendación es que, como ese monstruo verde, el Estado no se robe la Navidad.