En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia, mientras ésta última está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los votantes, el populismo está referido a las medidas que toma un político, buscando la aceptación de los votantes en una campaña electoral o en un momento crítico de su gestión.
En el caso Venezolano, la victoria presidencial de 1998 significo la explosión de necesidades de cambio y expectativas frustradas durante años por las políticas liberales y neoliberales de la cuarta república, desde ese primer momento se desplazó del escenario político nacional a los partidos tradicionales y otras organizaciones mediadoras, emergía una nueva esperanza, parecía que se derrumbaban las murallas de corrupción y exclusión social que distanciaban al pueblo del bienestar y la justicia social. En su lugar quedaba el Estado representado por el presidente Hugo Chávez, las Fuerzas Armadas y un partido político que no termino de consolidar su filosofía política del Socialismo del Siglo XXI, desde su primer año en el poder varios han sido la pericia del populismo para encauzar esta revolución, siendo el fallecido presidente Hugo Chávez en sus prácticas quizás la más fiel expresión.
El populismo Chavista ha transitado por varios niveles hasta llegar a un neopopulismo tan ineficiente como en sus prácticas iniciales. Por ejemplo, es populismo salvaje: Nicolás Maduro, propuso abrir una taquilla para atender las demandas y también recordó que el Ejecutivo dispuso de la línea telefónica 0800-SABOTAJE para que “todo aquel a quien robaron cobrando precios groseros le devuelvan su plata (dinero), esa plata le corresponde a quien trabaja”. Además Maduro enfatizo “Le hago un llamado a todos los venezolanos que compraron con sobreprecios que vayan a reclamar y pidan que le devuelvan su dinero, tenemos que garantizarlo”, dijo, en transmisión conjunta de radio y televisión.
En el análisis se puede comprender que Nicolás y su gobierno activaron la vieja estrategia de quitarles a los ricos para darles a los pobres, y más aún en un momento electoral tan complejo por sus indicadores económicos. Evidentemente, es una práctica populista, simbolizada por Robín Hood, y de la que han modelado diversos mandatarios nacionales de izquierda en América Latina, queda develado faltando menos de un mes para los comicios locales, Maduro, no le queda opción distraer a la gente e intentar esconder la turbia situación económica que atraviesa en el país. Sin duda, son y serán prácticas populismo salvajes tomar a la fuerza a los comercios para vender electrodoméstico a menor precio, entregar comida a la gente, puede verse como el acto de un gobierno fuerte se activa contra los malos, y lucha por los más necesitados, es decir con Maduro existe la justicia social y el bien común, pero ese efecto Robín Hood puede ser peligroso porque a la larga empeora el problema.
La intervención de varias tiendas de electrodomésticos resultaron ser la primera batalla de la llamada guerra económica que pareciera estar dentro del libreto gobierno nacional. Es posible, la primera consecuencia de los nuevos anuncios económicos del presidente Nicolás Maduro será aplaudida por los favorecidos, pero no así por quienes no están sacando ningún provecho de esta anarquía. Son vinculantes estas medidas con el voto para el 8/D, por supuesto que sí, tendría efectos pasajeros por la distancia que existe con el día de las elecciones municipales, vendrán otras acciones con la misión de desmotivar y desmoralizar a la oposición venezolana.
Director de la consultora Hernández Hercon
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