Desde hace 13 años, cada 19 de noviembre se celebra el Día Internacional de Hombre con la intención de promover modelos masculinos positivos y la equidad de género. Reconocido en solo 70 de los países del mundo –sea porque los demás consideran que ya hay suficientes “días del hombre” o por mero olvido– es una celebración que año tras año es pasada por alto, a pesar de que al menos 16 países latinos lo conmemoran.
Oficializar un día del hombre con la intención de promover equidad entre hombres y mujeres es como decir: sí, tenemos un Día del Indígena para recordar que históricamente han sido violentado, pero también deberíamos tener un día del “no-indígena”. Después de todo, ellos también son agredidos de vez en cuando.
Cada año la edición tiene un objetivo específico y en 2013 la temática es la seguridad y protección de hombres y niños. Para esto, se intenta visibilizar cinco áreas importantes.
Ellas son el tema del suicidio masculino, mantener a hombres y niños a salvo para permitirles ser modelo en el futuro, detener la tolerancia hacia la violencia contra hombres, aumentar su expectativa de vida manteniéndolos a salvo de enfermedades evitables y promover roles positivos de padres.
Si la intención es promover equidad de género (las chicas tienen un día, los chicos merecen otro) los organizadores deberían primero intentar arreglar el resto del desbalance de género. La trata de blancas, la explotación sexual, los salarios menores por mismo puesto y la violenia de género son temas urgentísimos que siguen sin solución. Si la balanza necesita equilibrio, tal vez no sea hacia el lado de nosotros los hombres.
¿Qué tanto genera conciencia de salud masculina una celebración de un día? ¿No serán más efectivas tendencias como Movember, que llaman a ponerle atención al cáncer de próstata y otros problemas masculinos?
A los hombres nos pegan, sí, y nos agreden. Sin embargo, la violencia de género hacia hombres no tiene la misma potencia institucionalizada que tiene la violencia hacia la mujer. A una mujer se le pega por ser mujer, se le denigra por ser mujer, se le discrimina por ser mujer. Pueden que en algunas ocasiones al hombre lo agredan por “ser hombres”, pero aún no hay estudio que haya probado una tendencia así.
En 1999, la iniciativa nació tras una propuesta de Jerome Teelucksingh, activista del movimiento de familias. “Noté que no había día para los hombres… Algunos dicen que es el Día del Padre, pero, ¿qué pasa con los niños, los adolescentes y los hombres que no son padres?”, apuntó Teelucksingh.
Los países latinoamericanos que lo celebran son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia (que lo celebra el 19 de marzo), Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Guyana, Haití, Jamaica, México, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay. Cada país lo celebra de manera independiente, pues cada organización civil local tiene el control de cada celebración.
El Día Internacional del Hombre comparte parte de su celebración con el Día Universal del Niño, que se celebra el 20 de noviembre de cada año. Según la coalición de organizaciones civiles que promueve este tema, esto refuerza la relación entre ambos grupos y permite una celebración conjunta.