Por supuesto que la actual coyuntura nos exige levantar las banderas de la protesta, no vemos ninguna contradicción en hacerlo y a la vez participar activamente del proceso electoral. Es más… el 8D debemos convertirlo en una inmensa manifestación de protesta promoviendo la salida a votar masivamente.
El oficialismo tiene perfectamente claro sus propósitos: cohesionar su electorado, aunado a la recuperación de votos, y, estimular la abstención opositora. De ello no se desvía. Todo su discurso y sus acciones están orientados en esa dirección. Están conscientes de la trascendencia política de las municipales, de allí todo el esfuerzo que despliegan.
Si bien es cierto que las medidas recientes obedecen a una concepción propia de la visión trasnochada que fracasó en todos los lugares donde se quiso implantar y cuyos efectos trascienden el 8D, también es cierto que tienen un nítido sentido electoral, la fecha escogida y el énfasis impregnado, así lo indica. Además, de acuerdo a sus estudios de opinión, cuentan supuestamente con importante respaldo. Insistimos en que sus efectos son pasajeros, los inventarios se agotan y muchos productos escasean, especialmente los de primera necesidad. Estamos convencidos que en estas 337 elecciones, lo local tiene un peso específico y puede resultar determinante para obtener un éxito contundente. Se acaba la “Fiesta” y recordando la letra de la famosa canción de Serrat: “vuelve el rico a su riqueza, vuelve el pobre a su pobreza y el señor cura a su misa”.
Para aquellos opositores que tienen dudas sinceras y preocupación por el futuro, es conveniente establecer lo que significaría un triunfo en la votación nacional de oposición y las implicaciones de no alcanzarlo. En el primer caso los tiempos por venir se anuncian muy promisorios, en el segundo tendríamos que perseverar, por supuesto, pero con las dificultades propias de a quien no lo acompaña la victoria.
Los Alternativa Democrática igualmente está consciente de la importancia decisiva del proceso Municipal, de allí la necesidad de estimular a nuestro elector y disminuir a su mínima expresión la abstención opositora, por el simple hecho que, para lograr cambios en el tiempo cercano, en el mediano y largo plazo el Municipio es vital para alcanzar el Estado de Bienestar. Contraponiéndose a la estrategia del oficialismo, donde todo es inmediatez; así como hacer seguimiento de su descontento, que tiene expresiones concretas con candidaturas disidentes en más de sesenta Municipios.
El éxito y la consolidación de la Unidad como requisito imprescindible, puede ser garantía de despejar la incertidumbre y el desconcierto para así poder orientar el país hacia otros rumbos. Como parte fundamental de la estrategia de reconstrucción y crecimiento como Nación.
Luis Manuel Esculpi