Así lo acaba de certificar uno de los estudios más completos realizados hasta el momento sobre la materia. Según las conclusiones, aquellas personas que consumen siete raciones o más de frutos secos a la semana tienen un 20 por ciento menos de posibilidades de morir por afecciones cardiovasculares, cáncer y afecciones respiratorias.
Exactamente, según los datos recopilados por investigadores de varias instituciones estadounidenses, tomar cierta cantidad de frutos secos disminuye en un 29 por ciento el riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular y un 11 por ciento por cáncer.
Para llegar a esta conclusión el equipo de investigadores analizó los datos de 118.962 personas que no tenían ningún tipo de antecedente de cáncer, enfermedades cardiovasculares o infartos cuando comenzó el ensayo y se llevó a cabo durante 30 años. Además, para descartar otros factores que pudieran influir en los resultados, analizaron exhaustivamente los datos, observando que aquellos que comían más frutos secos también tomaban más frutas y verduras, bebían menos alcohol, fumaban menos y usaban complementos vitamínicos.
Los beneficios han sido demostrados independientemente del tipo de fruto consumido. Como explica a la agencia de noticias científicas SINC el autor principal del estudio e investigador en el Hospital Birgham de Boston Ying Bao, “tanto el consumo de los de tierra como de los procedentes de árboles tienen efectos similares en la mortalidad”. Pero ¿qué tienen de especial los frutos secos para conferirles estas propiedades protectoras?
Según los investigadores el secreto de las bondades de los frutos secos reside en la gran cantidad de nutrientes que aportan. “Los ácidos grasos insaturados, las proteínas de alta calidad, la fibra, las vitaminas, los minerales o los fitoquímicos como los flavonoides, carotenoides…” podrían ser la clave de las propiedades “cardioprotectoras, anticarcinogénicas, antiinflamatorias y antioxidantes” de los frutos secos.
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