Un judío que se ocultó en un almacén de granos en Polonia cuando era niño para escapar de los nazis, recibió el miércoles a los hijos de quienes fueron sus salvadores, 70 años más tarde. AFP
Leon Gersten, de 79 años y nacionalizado estadounidense, acompañado de sus hijos, nietos y bisnietos, estrechó emocionado la mano de Czeslaw Polziec, de 81 años, a su llegada al aeropuerto internacional JFK de Nueva York.
Ambos hombres se habían separado en 1944, siendo adolescentes, cuando los rusos liberaron su pueblo, Frysztak. Leon Gersten emigró entonces a Nueva York.
“Para mí y mis hijos, son héroes”, dijo Gersten, quien logró mantenerse oculto junto a su madre, su tía, su tío y su primo, de 1942 a 1944, en el granero de la humilde granja de la familia Polziec.
Polziec, que sirvió en el ejército polaco y sobrevivió a la ocupación soviética, rememoró que sus padres le habían dicho que jamás hablara de sus huéspedes.
“Yo estoy muy feliz, tras haber pasado 69 años en Polonia, de poder volver a ver finalmente a mi amigo”, declaró. Los nazis ya habían perseguido y matado a muchos judíos en Frysztak, incluidos los abuelos de Gersten en julio de 1942.
Durante dos años, los Gersten pasaron el tiempo sacándose los piojos, soñando con un futuro mejor y dando una mano de vez en cuando a sus anfitriones.
“Vivimos en la esperanza. Como niño yo tenía la sensación de inmortalidad. La idea de que me pudiesen disparar y matar no me pasaba por la cabeza”, agregó Leon Gersten.
Su reunión fue facilitada por la Jewish Foundation for the Righteous, que ayuda financieramente a 650 europeos que ayudaron a salvar gente del Holocausto y en la actualidad tienen una edad avanzada o pocos recursos.
Seis millones de judíos fueron exterminados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Más de la mitad eran polacos. Entre ellos se encontraban el padre, cuatro hermanos de Leon Gersten.