“Los hombres no son unos cerdos”: confesiones de una dama de compañía

“Los hombres no son unos cerdos”: confesiones de una dama de compañía

La prostitución es uno de los negocios más lucrativos del crimen organizado: un nudo gordiano donde el “simple” deseo carnal se intersecta con la ignorancia, la trata de personas, las drogas, la violencia de género y el lavado de dinero. Sin embargo, “el oficio más antiguo del mundo” no es algo fácil de clasificar. La antigua conejita de Playboy y escort profesional Valerie Baber lo sabe bien, y ha contado su paso por el mundo de las acompañantes de alto nivel en el libro de memorias Notorious VIP: Confessions of an Emperor’s Club Companion.

Al igual que la brasileña Bruna Surfistinha (nom de plume) en El dulce veneno del escorpión, Baber cuenta algunas historias picantes sobre los clientes de alto nivel y personalidades con las que convivió al ser parte de una agencia de acompañantes de lujo, las cuales pueden ganar entre mil y 5 mil dólares por hora, y cuya cartera de clientes incluye celebridades, hombres de negocios, médicos y abogados de élite o emprendedores exitosos. Las escorts, dicen, suelen ser la cereza del pastel.





El punto de vista de Valerie es interesante porque, en el caso de las acompañantes VIP, coloca el énfasis no en la venta/renta del propio cuerpo, sino en que incluso este tipo de intercambios económicos están hechos dentro del marco del consenso entre adultos, una situación muy diferente que se mueve con otras reglas que la trata de personas y el comercio sexual. Incluso en esto, el “1%” marca una distancia.

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