Del negro al blanco y negro. Ese es el cambio de vestuario que se ha impuesto la presidenta de Argentina. Tres años después de la muerte de su marido, Néstor Kirchner, su viuda ha recuperado el gusto por su color favorito. «Me gusta el blanco, como a los locos», le confesaba a Olga Wornat en la biografía «Reina Cristina». Dicho entonces y hecho ahora, el riguroso luto con el que se presentó en todos los actos públicos hasta que le practicaron una neurocirugia en octubre, se ha terminado. Los bailes sobre el escenario frente a la Casa Rosada en los conciertos «nac & pop» (nacionales y populares) toda vestida de negro y a veces hasta con escote, también forman parte del pasado. Cristina Fernández volvió «recargada» y ha decido disfrutar del sofocante verano austral de blanco y negro. .abc.es
Sin poder todavía viajar al Calafate, «mi cable a tierra» como acostumbra a referirse a las tierras gélidas y próximas al Glaciar Perito Moreno, la presidenta de Argentina afronta los calores del verano con modelos con los que luce blanca y radiante.
Primero se animó con una sencilla camisa blanca con chaqueta y pantalones negros en el vídeo de su vuelta al trabajo que filmó su hija. Esa misma semana, tomo juramento a tres flamantes ministros con una falda estampada en negro y tonos dorados y el martes pasado, al día siguiente de concretarse el «pre acuerdo» entre Repsol y el Gobierno por la intervención y posterior expropiación (sin compensación económica) del 51 por ciento de las acciones en YFP, la jefa del estado apareció con una blusa, de manga larga, con encajes y trasparencias en blanco perla.
Las fotos difundidas por la Casa Rosada la muestran, de cintura para abajo, con unos pantalones negros. La imagen pertenece a una audiencia con Kurt Bock, el presidente de BAF, una petroquímica alemana que tiene puestos los ojos en Vaca Muerta, el mayor yacimiento de hidrocarburos de Argentina. Quizás para cuando comience a salir el oro negro y el gas de este mega yacimiento, la viuda de Kirchner se haya animado a abandonar el luto en términos absolutos. de momento, habrá que esperar.