El gobierno a lo largo de diez años ha desarrollado una forma de mandar autoritaria que legitima con elecciones directas de autoridades –presidente, gobernador y alcaldes- y representantes –diputados y concejales-. Es un gobierno que forma parte de los países que se clasifican como autoritarios competitivos. Estos gobiernos necesitan de los votos para que la comunidad internacional los acepten como democráticos y se hagan de la vista gorda ante la manera dictatorial de cómo funciona la Administración. Como dice el proverbio romano “no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo”.
Por lo tanto, el gobierno venezolano para hacer gala de “país democrático” ha hecho uso de la herramienta electoral en 12 ocasiones en los últimos 9 años. Es decir, el 8D será el evento electoral número 13.
Mientras tanto para la oposición, que vive la administración del poder autoritario del gobierno día a día, las 12 elecciones han sido un proceso de encuentros y desencuentros. La decisión de participar con las reglas del gobierno ha introducido elementos de desconfianza en el sistema electoral venezolano que van desde el ente rector -Consejo Nacional Electoral (CNE)-, el registro de los electores hasta el sistema automatizado electoral.
Sin embargo, hay dos eventos electorales en los cuales los resultados no fueron los que el gobierno hubiese deseado, tales como el referendo aprobatorio de la enmienda constitucional en el 2009 y las elecciones parlamentarias del 2010. Porque el primero de haberlo ganado el gobierno, le permitía imponer el estado comunista por la vía constitucional y en el segundo evento pasó de tener la mayoría absoluta a una mayoría simple en la Asamblea Nacional; lo que limita una reforma de la carta magna y el nombramiento de los integrantes y responsables de los poderes públicos de manera unilateral por parte de la bancada del oficialismo.
Por lo tanto, las 12 elecciones realizadas por el gobierno autoritario han permitido obtener algunas lecciones aprendidas del proceso electoral venezolano, en sus tres marco-actividades: Desarrollar la campaña electoral; Ejercer el voto y Asegurar el resultado ( ver Tabla 1)
Desarrollar la campaña electoral tiene como objetivo motivar y comprometer al elector con la propuesta del candidato-partido para participar con su voto el día de la elección. En Ejercer el voto, el objetivo es movilizar los electores comprometidos con el candidato-partido a los centros electorales para ejercer el derecho de votar. En la macro-actividad Asegurar el resultado, el objetivo es el certificar la calidad del proceso electoral a través de la auditoria para garantizar que el resultado obtenido es confiable y transparente.
Tabla 1
La población meta del oficialismo ha sido siempre los servidores públicos (25%) y los beneficiarios de las misiones y programas sociales del gobierno (75%) que alcanzan a un total de 10.580.107 electores y representan un 63% del registro electoral. Estos electores integran los sectores socioeconómicos D y E (clases media-baja y baja).
Adicionalmente, los principales operadores encargados de las macro-actividades para garantizar el triunfo electoral son: el Comando Bolívar-Chávez; el Frente Francisco de Miranda; Ministerio del Poder Popular para las Comunas y Protección Social; Petróleos de Venezuela (PDVSA) – toda la logística- y el CNE.
Por otro lado, las 12 elecciones han creado leyendas urbanas como: el gobierno sabe por quién votas y perderás el trabajo (efecto de la conocida lista Tascón); los votos electrónicos permiten conocer por quién votas a través de la capta huellas y te despedirán del empleo (efecto de que la huella dactilar habilita la máquina para votar); el sistema automatizado permite la manipulación del voto y alteran el resultado final (efecto que los sistemas de información son manipulables).
Es el uso de una guerra sicológica para intimidar a través del miedo al elector y producir una parálisis electoral, en la cual el ejercicio de votar no es un acto con libertad de conciencia sino condicionado.
Sí, los gobiernos autoritarios competitivos son así. Si no, no fueran neo-dictaduras.
Sin embargo, el triunfo por parte de la oposición de 2 importantes eventos electorales (2009 y 2010) posibilita identificar lecciones aprendidas con el fin de alcanzar la victoria nuevamente. (ver Tabla 2)
Tabla 2
Es una elección donde la oposición encuentra obstáculos y desventajas que tiene que vencer con herramientas sencillas y efectivas. Acompañada con el poder de la visión: “ser felices en un gobierno que prevalecen los valores y principios democráticos”.
Ganar la elección número 13, a un gobierno autoritario competitivo va a depender de la evaluación y enseñanza de la lecciones aprendidas durante 9 años, así como de la capacidad de movilizar a los partidarios, que enfrentan pronósticos adversos.
Los escenarios donde la batalla será determinante para la victoria electoral –en la política americana se conocen como battleground states- son: la Gran Caracas (Sucre, El Hatillo, Chacao y Baruta) Maracaibo-San Francisco , Valencia (Valencia, Naguanagua y San Diego), Maracay (Sucre), Barquisimeto (Iribarren), Cuidad Guyana (Caroní), Barcelona (Simón Bolívar), Barinas, Los Teques (Guaicaipuro), Puerto La Cruz (Juan Antonio Sotillo), Cuidad Bolívar, Cuidad Ojeda, Mérida (Libertador), y San Cristóbal. Ciudades que en la última elección del 14 de abril ganó la oposición.
Hace tres mil años en un campo de batalla en la antigua Palestina, un joven pastor derribó a un poderoso guerrero con nada más que una piedra y una honda, y desde entonces, los nombres de David y Goliat ha sido sinónimo de batallas entre los desvalidos y los gigantes. La victoria de David era improbable y milagrosa.
El poderoso y el fuerte no son siempre lo que parecen. David se acercó corriendo hacia Goliat, impulsado por el coraje y la fe. Goliat no lo veía por el pesado casco y la armadura; y luego cuando estaba en el suelo -demasiado grande y lento y la mirada borrosa- comprendió que la batalla que esperaba había cambiado de repente la forma del combate. Era demasiado tarde, David le había arrancado la cabeza con su propia espada.
El próximo domingo la decisión de cada elector va a ser entre seguir dejando que el 9 de diciembre el gobierno autoritario competitivo se vista de gala como país democrático o ganar la tercera elección -en nueve años- que permita continuar edificando la victoria final de los principios y valores democráticos.
Antonio De La Cruz es Director Ejecutivo Inter-American Trends
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