El mundo estaba conmocionado este viernes por la muerte de Nelson Mandela, el héroe planetario, prometiendo que su infatigable combate por la reconciliación y contra el racismo seguirán siendo fuente de inspiración. AFP
El primero entre los grandes del mundo, el presidente estadounidense Barack Obama anunció su presencia, la semana próxima, en los funerales del héroe global de la lucha por la libertad.
Nelson Mandela, que entró en la historia por haber contribuido a extirpar de Sudáfrica, sin demasiada violencia, el régimen segregacionista del apartheid, murió el jueves por la noche a los los 95 años.
Será inhumado en Qunu (sur), el pueblo donde pasó su infancia, el 15 de diciembre, tras una semana de ceremonias.
“No tengo ninguna duda de que cuando entre en la eternidad lo haré con una sonrisa”, dijo cuando se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, feliz de ver a su país crecer en paz tras décadas de segregación racial.
Desde el anuncio de su muerte por el presidente africano, Jacob Zuma, se han sucedido los homenajes al padre de una nación sudafricana, que pasó 27 años en las celdas del apartheid.
Al igual que lo hizo en vida, Mandela ha sido capaz de suscitar la unanimidad en campos opuestos. Estados Unidos e Irán, China y el Dalai Lama, palestinos e israelíes han recurrido a los mismos términos para rendirle el último homenaje.
Zuma anunció que Madiba, el nombre del clan que cariñosamente usaban sus compatriotas, tendrá funerales nacionales a la altura del “hijo excepcional de nuestro país y padre de nuestra joven nación”.
El 10 de diciembre se llevará a cabo una ceremonia oficial en el estadio Soccer City de Soweto, cerca de Johannesburgo, donde Mandela hizo su última aparición pública, con motivo de la Copa del Mundo de fútbol de 2010.
Los restos mortales de Mandela serán expuestos en Union Building, sede de la presidencia en Pretoria, del 11 al 13 de diciembre para que sus compatriotas puedan darle un último adiós.
La semana próxima ha sido declarada “semana nacional de luto”. El domingo 8 está previsto un “día nacional de rezo y de reflexión” para este “héroe de la humanidad” que falleció en su casa a raíz de una infección pulmonar por la que estuvo hospitalizado de junio a septiembre.
Símbolo de la reconciliación
“Héroe”, “icono”, “símbolo de la reconciliación” son algunos de los epítetos más escuchados en los homenajes rendidos en cada rincón del planeta tanto por políticos, deportistas, economistas, líderes religiosos o ciudadanos anónimos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo calificó de “fuente de inspiración” para todo el mundo.
En París, la cumbre para la paz y la seguridad en África se abrió simbólicamente bajo la presidencia del premio Nobel de la Paz de 1993. “Hoy, Nelson Mandela preside los trabajos de esta cumbre (…) es un símbolo y al mismo tiempo una exigencia de responsabilidad”, dijo el presidente francés, François Hollande, en la apertura de la reunión.
En Estados Unidos, Obama ordenó que las banderas ondeen a media asta hasta el lunes por la noche.
Dos laureados con el premio Nobel de la Paz, al igual que él, el Dalai Lama y el arzobispo Desmond Tutu también le rindieron homenaje.
El Dalai Lama dijo que fue “un querido amigo, un hombre valiente, con principios y de una integridad incontestable”.
Desmond Tutu, compañero de lucha de 82 años, no pudo contener las lágrimas este viernes al recordar que Mandela fue “un icono increíble de humanidad, compasión (…) un símbolo de la reconciliación, del perdón y de la magnanimidad”.
“Sugerir que Sudáfrica podría arder (tras la muerte de Mandela) –como lo vaticinan algunos– es desacreditar a los sudafricanos y a la herencia de Madiba”, agregó.
El papa Francisco alabó “su compromiso tenaz” para “promover la dignidad humana de todos los ciudadanos de la nación y forjar una nueva Sudáfrica”.
Más sorprendentes para un jefe de Estado son los homenajes procedentes del mundo de la economía, defensores del medio ambiente, de UNICEF, y de muchas otras organizaciones de la sociedad civil que no hacen más que poner de manifiesto el carisma de un hombre que hizo de la compasión y de la escucha del adversario su modo de gobernar.
Los militantes de la lucha contra el sida le agradecieron por haber contribuido a “romper la ley del silencio” y los prejuicios que pesaban sobre esta enfermedad mortal.
“Nelson Mandela fue una figura mayor en la lucha contra el sida (…) Sus acciones ayudaron a salvar a millones de vida y a transformar el estado de la salud en África”, dijo Michel Sidibé, director ejecutivo de la agencia de la ONU para la lucha contra el sida (ONUSIDA).
El mundo del deporte conmocionado
El mundo del deporte, al que Mandela se sentía muy unido, no se ha quedado al margen. “Consiguió hacer del mundial de rugby de 1995 un instrumento para favorecer la emergencia de una nación, justo un año después de las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica”, recordó el presidente de la federación sudafricana de rugby, Oregan Hoskins.
En Brasil, que acogió este viernes el sorteo del próximo mundial de fútbol, la emoción estaba también a flor de piel. “Era mi héroe, mi amigo, mi compañero en la lucha en favor de la causa del pueblo y por la paz en el mundo”, escribió en su cuenta Twitter Pelé, la leyenda del fútbol brasileño.
Una imagen de Mandela en la gran pantalla en la apertura de este evento suscitó emocionados aplausos.
En Sudáfrica, desde el anuncio del fallecimiento, cientos de personas se concentraron durante la noche cerca de su casa en Johannesburgo.
El ambiente no era de recogimiento sino de celebración, con cantos antiapartheid o en homenaje a Madiba, retomados a coro por la multitud. “¡Viva Mandela!” o “¡Larga vida a Mandela!”, gritaban.
Los habitantes de Soweto, antiguo gueto negro durante el apartheid donde vivió Mandela y donde empezó la revuelta contra la opresión de los negros, mostraban el viernes su gratitud. “Se produjo lo inevitable. Es un día triste pero podemos dar gracias a dios por el trabajo de su vida”, dijo a la AFP Sebastián, un sacerdote de 35 años, ante la iglesia católica Regina Mundi, también símbolo de la lucha antiapartheid.
“Él era una inspiración para todo el mundo”, dijo Frederik de Klerk, último presidente blanco de Sudáfrica, que liberó a Mandela antes de negociar la transición democrática y compartir con él en 1993 el precio Nobel de la Paz.