Un equipo de científicos de la Universidad de Pennsylvania acaba de publicar un estudio que sugiere que, si algún día encontramos formas de vida en Marte o en otros planetas del Sistema Solar, esa vida podría haber evolucionado a partir de microorganismos terrestres. Esos “microbios astronautas” podrían haber llegado hasta tan lejos a bordo de rocas proyectadas al espacio como resultado de grandes impactos de meteoritos.
La teoría no es nueva y se conoce como Panspermia. Si la vida en la Tierra pudo haberse originado a partir de microorganismos viajeros, es posible que microorganismos terrestres hayan hecho lo propio, colonizando planetas cercanos a La Tierra.
El estudio, recientemente publicado en la revista Astrobiology, analiza los impactos conocidos de meteoritos de los últimos 3.500 millones de años. Los investigadores creen que, para que los microorganismos más resistentes puedan sobrevivir a un largo viaje espacial, se necesitan rocas de, al menos dos metros de diámetro. A lo largo de la historia de nuestro planeta hay bólidos como el de Chicxulub, en México, cuya potencia destructiva tuvo la suficiente fuerza como para enviar rocas de ese tamaño y mayores al espacio.
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