Miles de personas participaron hoy en Madrid en una concentración religiosa en la que reivindicaron el papel de la familia cristiana como célula de la sociedad en los momentos de especial dificultad y que contó con un saludo desde el Vaticano del papa Francisco. EFE
La llamada Fiesta de la Sagrada Familia contó hoy en una céntrica plaza madrileña con la presencia de miles de católicos que asistieron a una misa concelebrada por varias decenas de obispos, algunos llegados de otros países europeos.
Los presentes vieron a través de las pantallas el mensaje enviado en directo por el papa Francisco, quien aludió a la familia integrada por Jesucristo y sus padres, José y María, de quienes recordó que representaron la “vía dolorosa del exilio”, como ocurre hoy con los desplazados y refugiados, cuya existencia está “marcada por el miedo, la incertidumbre y las molestias”.
“Desafortunadamente, en nuestros días millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad”, dijo el papa, quien recordó también que los muchos inmigrantes, aunque tengan trabajo “no encuentran una verdadera acogida, ni respeto”.
La concentración de familias católicas en Madrid tiene lugar unos días después de que el Gobierno español (centroderecha) haya aprobado una reforma de la ley del aborto que deja atrás la actual normativa, basada en los plazos, para legalizar dos supuestos de interrupción del embarazo, el causado por una violación o cuando exista riesgo para la madre.
La reforma ha generado una gran controversia política y social en España, en especial por la eliminación del supuesto de aborto legal cuando exista una malformación del feto.
El principal oficiante, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, defendió la familia constituida dentro del “matrimonio indisoluble” frente a la “agobiante atmósfera intelectual y mediática” en la que prima una concepción de la vida caracterizada por la transitoriedad.
En su homilía, y tras escuchar el saludo del papa Francisco desde Roma, el cardenal advirtió del “clima de opinión pública” en el que prima una concepción de la vida personal caracterizada por “la transitoriedad”, de manera que “ni siquiera el don de la vida se entiende como definitivo e inviolable y, por lo tanto, tampoco, el don del amor”.
Asimismo, durante la ceremonia fueron presentadas cien familias de toda Europa que van a ser enviadas en misión a los cinco continentes. EFE
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