El primer ataque es olfativo. El olor de un gustoso pernil o de unas resueltas hallacas suele desencadenar el frenesí gastronómico del que muchos son víctimas durante estas fechas. En menos de un segundo se olvidan las horas de gimnasio o las recomendaciones del doctor y comienza el festín. Cuando la racionalidad vuelve a tomar control de la voluntad, generalmente es demasiado tarde, reseña El Sol de Margarita.
Luego viene el arrepentimiento, asegura María Laura Quijada, especialista en nutrición. El descontrol no solo pasa factura en la conciencia, sino también en la salud, pero ¿cómo evitar caer en excesos durante las fiestas?
Quijada sugiere tener algunos puntos en cuenta para no verse una vez más en la situación anteriormente descrita. “Lo primero es vigilar el consumo de alcohol”, dice. Las bebidas alcohólicas tienen demasiadas calorías y afectan significativamente al hígado. Moderarse en su consumo es fundamental para disfrutar de las fiestas sin sacrificar la buena salud.
La nutricionista ofrece una segunda –pero no menos importante- recomendación: tener cuidado con las cantidades. “Si usted no puede evitar comer ciertas cosas entonces debe hacer un esfuerzo por no exagerar con el volumen”. Para lograr esto es fundamental resistir aquel primer ataque y detenerse a pensar un poco antes de comenzar a masticar. Su organismo se lo agradecerá.
Saber escoger
Vale la pena que tenga en consideración el aporte calórico de las bebidas alcohólicas. Un vaso de whisky (70 ml) contiene 294 calorías; la misma medida de ron implica 125 calorías; una copa de vino tinto (150 ml) aporta 72 calorías y una cerveza (200 ml) suma 95 calorías.