Culmina el año 2013 con resultados muy poco alentadores para el país en sus relaciones internacionales. Hemos presenciado la profundización del debilitamiento de la imagen de Venezuela en el concierto mundial; un país crecientemente aislado de las modernas corrientes de progreso político-institucional, económico y tecnológico del globo; con una economía cada vez menos competitiva, poco diversificada, que continúa reduciendo sus exportaciones no petroleras y desalentando las inversiones extranjeras; una política dispendiosa en regalos al exterior que ya comienza a hacer estragos entre los beneficiarios de esas medidas. Como si esto fuera poco, la calificación de riesgos del país se deteriora aceleradamente, y ocupamos los últimos lugares en los más importantes índices globales de desarrollo y desempeño.
Las alianzas con países de escasas credenciales democráticas nos desacreditan aún más como interlocutor internacional serio y confiable, o como sociedad potencial para establecerse, destinar inversiones o para turismo.
En materia de comercio internacional, nos hemos sumado al reducido grupo de países que boicotean las negociaciones internacionales que propician la eliminación de las barreras comerciales y fomentan los flujos de inversión y de comercio. En la OMC, recientemente, en un acuerdo que ha sido considerado histórico, el gobierno de Venezuela jugó un triste papel al lado de sus aliados.
Por otra parte, es preocupante la tendencia a la fragmentación y desintegración que se aprecia en la región, entre otros, por la acción excluyente de los miembros de la ALBA, la creación de organismos regionales que duplican sus acciones e incluso generan contradicciones y por el incumplimiento de los compromisos particularmente en el caso del Mercosur
Muy poco puede ofrecer el gobierno en materia de promoción, defensa y garantías de los derechos humanos. Este año, violando los principios constitucionales, se materializó la salida de Venezuela del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos luego de la nefasta decisión de denunciar la Convención Americana de Derechos Humanos.
No menos delicado ha sido la irresponsable conducta asumida por el gobierno en la defensa de la soberanía nacional en particular en lo que tiene que ver con nuestra reclamación sobre el territorio Esequibo y la creciente penetración cubana en los asuntos internos de Venezuela.
En materia institucional, se ha acentuado la desprofesionalización del Servicio Exterior. Con la recién aprobada Ley del Servicio Exterior se profundizan ideologización, el clientelismo, la militarización y la utilización de los cargos diplomáticos como prebendas políticas. Prensa Unidad Venezuela