El horrendo asesinato de Mónica Spear es una metáfora maldita de la realidad nacional, una fotografía del infierno, donde quedó retratada la oscuridad de esta era chavista que ha transformado al país en algo irreconocible.
Dispararon una ráfaga de tiros a una mujer que simbolizaba la belleza de Venezuela, el hermoso país que una vez fuimos y que hoy luce decrépito. Estos malandros homicidas hicieron con Mónica lo mismo que la dictadura cubana viene haciéndole al país desde hace quince años.
Porque no puede borrarse de la memoria que el agente Chávez – “candidato de Manchuria” de Fidel Castro- fue el principal promotor de la delincuencia callejera, entregando armas de fuego a los malandros, a quienes les dio el nombre primero de “círculos bolivarianos” y luego de “milicianos”, premiándolos por sus crímenes, como el caso de los pistoleros de Llaguno a quienes llamó héroes, llenó los bolsillos de petrodólares y encumbró en cargos públicos.
Y tampoco puede ignorarse que ha sido la dictadura cubana la principal promotora de la narcoguerrilla internacional. Cuando se derrumbó el muro de Berlín, Fidel Castro creó el Foro de Sao Paulo, y allí sentó en su junta directiva a personajes como el narcotraficante –“guerrillero”- Marulanda, con la sola idea de financiar la sobrevivencia de su esqueleto dictatorial con dinero del narcotráfico.
Y esa sociedad criminal se mantuvo, fortaleciéndose con la llegada de Chávez al poder venezolano. Con esta nueva circunstancia, el dictador barbudo por fin puso mano a las reservas petroleras más grandes del mundo, y sumó narcodólares con petrodólares, multiplicando así sus finanzas diabólicas para penetrar y corromper mejor a las sociedades latinoamericanas, siendo Venezuela su experimento favorito, porque aquí como en ninguna otra parte, la dictadura cubana colonizó todas las esferas del poder, tanto político, como civil y militar, cultivando su virus envenenado de miseria en las capas sociales más humildes, llenando los barrios de drogas, armas y dinero corruptor.
Y muerto el agente Chávez, la dictadura cubana ordena colocar como sustituto al agente Maduro, un títere cosido en Cuba, donde le insertaron un aparato reproductor de sonidos, que es el que se activa cada vez que este agente sustituto abre la boca.
Son quince largos años en que Venezuela ha sido colonizada por una dictadura asesina, enemiga de la libertad y promotora de todas las vilezas que hacen del hombre un despojo, volviendo añicos el alma para sustituirla por miserias, por los instintos reptiles que no sienten nada humano, y por eso asesinar para ellos es lo mismo que jugar metras, el valor de la vida es algo que no se siente en este universo de miserables, seres que apagan las luces de una mujer hermosa y de su pareja, un hombre creativo y emprendedor, para robarles una cámara de fotos y un celular…
Y dentro de este infierno, horno de gases nauseabundos que habitamos los venezolanos del siglo XXI, ya no debe permitirse espacio alguno a la frivolidad, a las boberías cantinfléricas de una dirigencia política, mediática y militar que sigue maquillando a la bruja, insistiendo en vestirla de gala y disfrazarla de mujer atractiva, porque eso es precisamente lo que hacen cada vez que insisten en minimizar el horror, convirtiéndolo en mensajitos de twitter y reuniones indignas, evadiendo que esto es una dictadura, que estamos colonizados por un régimen extranjero que ha esclavizado por decenas de años a su gente, y que hoy lo hace con nosotros, empapando nuestras calles de sangre y nuestro quehacer diario de controles que asfixian el porvenir, ahogándolo en sus aguas podridas.
Ya basta de tanta hipocresía, de tanta cobardía, de tanta levedad. ¿Hasta cuándo CADIVI y los espejismos del Sambil, las playas y Maiquetía seguirán nublando las conciencias, tapando los ojos y cantándole a los oídos la música de las mentiras… el sonido de una dirigencia boba que todavía hoy se atreve a describir el camino lleno de cadáveres que ha dejado el chavismo como un convencional mal gobierno, llegando al colmo de los colmos cuando afirman cosas como que “Nicolás está destruyendo el legado de Chávez”; o “Nicolás unámonos para combatir la delincuencia”…?
Sí, el asesinato de Mónica Spear es una metáfora de esta Venezuela hecha escombros…pero también ese apretón de manos miraflorino es una metáfora de la bobería que ha permitido que esta tragedia dictatorial se prolongue todos estos eternos quince años…ese apretón de manos, e invitación a unir esfuerzos para combatir lo que ellos mismos han incentivado, es la señal que indica claramente dónde se perdió el camino y qué hay que hacer para recuperarlo…
Ahora le toca al país, a todos los venezolanos con dos dedos de frente y sangre en las venas, aceptar que esta era ha llegado a su fin y que es momento de hacer lo necesario para expulsar a los invasores cubanos, ponerle término a su dictadura y permitirle a Venezuela recuperar su belleza…la hermosura que dan los valores y los principios, la estética de la dignidad…la armonía de la libertad.
Mónica Spear más nunca estará con nosotros…esas lágrimas jamás se secarán…pero quedó su hija…y allí sembrada su semilla viva, su fe en el porvenir…está herida, pero esa herida física se curará y su vida continuará, con todas las posibilidades que otorga la existencia…cargando el peso de su cicatriz, esa luz interna que ilumina las cuevas del dolor, las memorias de lo que no debió ser pero fue…
Venezuela, tras esta era terrible y cuando salgamos del infierno, también tendrá su cicatriz…las memorias de una época donde todo lo vil floreció, mostrándonos un rostro muy feo de algo que también somos, algo que permitió que estos quince años ocurrieran.
Pero ya está bueno. Estamos muy en deuda con la hora de decir “Ya Basta”. Honremos esa deuda de una vez y para siempre… Es tiempo de nutrir de vida a la hija de Mónica Spear y ese es el mismo tiempo para sembrar de vida a Venezuela… y para eso los hornos infernales de esta revolución pestilente deben apagarse definitivamente.
@jcsosazpurua / www.jcsosa.com