Por encima de todas las cosas esta el ser humano. Porque, antes de las razones políticas de los gobiernos, está la preeminencia de los Derechos Humanos. Y en esta dirección, todo tiene prioridad táctica y estratégica; puesto que, antes de las razones personales y colectivas, están las constitucionales; antes de las razones del partido político, está la política y por encima de las razones personales, del partido y hasta de la misma política, están las del país. Esto sin perjudicar ni desmontar, en lo absoluto, a la soberanía humana, como parte de la soberanía total de la nación. Pero nunca la política, la verdadera y auténtica política, puede ser separada de ninguna actividad humana.
Es por ello, que el diálogo entre políticos que ejercen funciones de gobierno y políticos que ejercen funciones de oposición, no es más que un acto de alta política. Un país, carece de política y de democracia, cuando no se establecen razones de diálogo y el reconocimiento natural, humano y constitucional a favor de la oposición. Este es el pacto social que rige la misma Constitución de 1999.
Quien invita a dialogar, no debería “lastimar la llaga” ni tocar la identidad del invitado. La oposición ni ningún venezolano, jamás de los jamases, puede aceptar ser humillado en su propio país. Que nunca nadie llegue a aquello de que: “para franquear la orilla de mi casa, / estoy obligado a pedir perdón.” Tal como lo expresan los dolorosos versos del poeta juan Sánchez Peláez en su obra: Animal de Costumbre. Ciertamente, así parecieran exigirlo el gobierno y la delincuencia. Este diálogo, habrá de ser dignificante para la oposición. Pues, bajo ningún término, puede aceptar la segregación política ni el crimen delincuencial contra la población; menos, la violación del estado de derecho ni la de los derechos humanos. El diálogo con el gobierno no presupone ceder en la lucha por las libertades democráticas ni privarse de derechos constitucionales. Puesto que, para decirlo a la manera de Robert Kagan, en El Retorno de la Historia y el Fin de los Sueños: “Ser virtuoso no es ser inocente.” Llegó la hora de poner las cartas sobre la mesa con una agenda que exija derechos y respuestas a las necesidades de la población. E, igualmente, demandar correctivos prioritarios a favor, de la tan golpeada economía del país.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com