El desorden y la improvisación en el gobierno no son sólo de Maduro, pero es cierto que en esos aspectos pareciera competir para superar a su antecesor. Hace 15 años prometieron reducir la burocracia y reducir sensiblemente el número de ministerios, muy por el contrario los aumentaron significativamente y hoy hay 32 despachos ministeriales, además ha proliferado la figura de los Viceministros donde hasta ahora hay nada más y nada menos que 115. Imposible recordar la denominación de todos, no se olvida aquel de la Suprema Felicidad y el recién creado para atender las redes sociales.
Uno puede imaginar con la “metódica” y el estilo de gobernar característico el inmenso congestionamiento en las sedes de gobierno que ocasiona la existencia de ese singular número de Ministros y Viceministros, como proliferarán las órdenes contradictorias y la proliferación de memorandos dignos de Ripley, si su comparecencia ante los medios de comunicación son un verdadero desbarajuste, ¿Cómo será la fisiología interna gubernamental?
Las contradicciones en el seno del gabinete no les permite abordar con pleno sentido de responsabilidad la dimensión de la crisis económica y social que todos los expertos visualizan para 2014, situación que se agudiza más aún con el fárrago con que operan.
Los recientes cambios o “enroques” no anuncian una disposición distinta, bastaría el ejemplo del Ministerio de Educación, donde se ha designado a un personaje que ha pasado por varias carteras sin demostrar competencia en las funciones para las cuales fue designado, o la del premio de consolación en el caso de Ministerio de Deportes.
El pasado fin de semana se celebró una caimanera en el campo del Fuerte Tiuna, aparte de la notable presencia de connotados “bates quebrados” el desorden y la “inventiva” del juego nos presentó la imagen como, en “serio”, ya no en juego, asumen la conducción del Gobierno. En la partida comentada hubo varios hechos originales: la presencia del Alto Mando Militar en la tribuna presenciando la caimanera, y la merecida condecoración a los Cabrera, tanto Miguel como Alex.
No se puede negar que, pese a todo, Nicolás no deja de ser realista en algunos aspectos; condecorar al atleta del año y al jugador más valioso en los terrenos del Fuerte Tiuna, y no en el campo de la Ciudad Universitaria en el próximo juego Caracas-Magallanes, es una enorme demostración de sensatez. Cualidad esta que se requiere no sólo para adoptar una decisión pragmática como la señalada, sino también para adelantar las políticas públicas en las áreas de la economía, la seguridad y los servicios públicos, para sólo mencionar aquellas donde la ejecución de planes y proyectos se han distinguido por la incoherencia y las contradicciones. Las dudas dentro de importantes esferas de la sociedad, incluyendo algunas del oficialismo, sobre la capacidad del gobierno para abordar la crisis, conocidas todas sus concepciones y carencias, son ahora de suma pertinencia.
Luis Manuel Esculpi