Pdvsa ha puesto sobre la mesa opciones para cancelar la deuda que mantiene con el Banco Central de Venezuela a raíz de que el BCV imprime bolívares para que Pdvsa cubra parte de sus gastos.
La deuda, que asciende al equivalente a 42 mil millones de dólares, surgió a través del siguiente esquema: Pdvsa entregó pagarés a la Oficina Nacional del Tesoro y posteriormente el Banco Central compró estos pagarés, que ya están vencidos, bajo la figura de “operaciones de inversión”.
El plan de pago que Pdvsa negocia con el Banco Central contempla que la Corporación Venezolana de la Minería, organismo adscrito a Pdvsa, cree un fideicomiso que emitirá títulos valores. Posteriormente el Banco Central adquirirá estos títulos valores, entregando como pago los pagarés de Pdvsa.
De esta manera los pagarés pasarían a mano de un ente adscrito a la propia Pdvsa y el BCV recibiría algo más que papeles cuando los títulos valores expiren y la Corporación Venezolana de la Minería tenga la responsabilidad de cancelarlos.
El flanco legal de la operación considera que el Banco Central puede participar amparándose en el artículo 60 de la ley que lo regula, que textualmente indica que para cumplir sus directrices de política monetaria el BCV “podrá comprar y vender en el mercado abierto los títulos valores y otros instrumentos financieros emitidos en masa que determine a este propósito el Directorio”.
Como toda la deuda no puede cancelarse a través de este mecanismo, se estudia una segunda fase donde el oro entra en escena.
En esta fase Pdvsa transferiría al Banco Central parte de los derechos de explotación de oro que recibió mediante el decreto 9.368 del 30 de enero de 2013, a cambio del resto de los pagarés.
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