Recientemente, la mayor empresa de reaseguros del mundo, la alemana Múnich RE, ha dado a conocer un informe preliminar de eventos catastróficos ocurridos en el 2013, los cuales estuvieron vinculados a fenómenos naturales (inundaciones, tormentas, terremotos, huracanes, volcanes, etc.), así como sus pérdidas asociadas.
Destaca en el informe, el hecho de que los reclamos por pérdidas aseguradas descendió de un promedio anual de 180 billones de US$ (Bill $)registradas en los últimos 10 años, hasta un total de aproximadamente 125 Bill $ en el pasado año; igualmente se experimento un incremento significativo en el número de eventos destructivos, los cuales ascendieron a 880 alrededor del mundo con un estimado de 20.000 mil víctimas fatales, cifra que resulta casi el doble de la relacionada en el 2012, pero significativamente menor al promedio anual de 106.000 de la última década.
En el mapa mundial de pérdidas se pueden apreciar cifras en Bill $, tales como: Asia 60.0, Norte América 37.5, Europa 22.5, Australia-Oceanía 3.5, Sur América 1.3 y África 0.2; sin embargo, más allá de los números quisiera detenerme en unos casos particulares de eventos reportados, que de alguna manera ejemplifican como las condiciones de vulnerabilidad de los asentamientos humanos, las medidas y sistemas de alerta temprana implementadas, las acciones de prevención y mitigación implementadas en cada país o región y la política de transferencia del riesgo vía aseguramiento, hacen la diferencia en términos de potenciales víctimas y de pérdidas económicas y financieras, en el marco del proceso de gestión del riesgo de desastres socionaturales y tecnológicos.
El súper tifón Haiyan que azotó las islas Filipinas el 7 de noviembre, dejo a su paso más de 6.000 muertos, millones de damnificados y pérdidas económicas por encima de los 10 Bill $, algo así como el 5% de su PIB, y de esta cifra sólo 700 millones de $ contaban con respaldo de aseguramiento. En el lado europeo, Alemania fue la que mas resulto financieramente afectada con pérdidas vinculadas a las tormentas de junio y julio de aproximadamente 4.8 Bill $, pero con una cifra asegurada de 3.7 Bill $ y menos de 50 víctimas fatales.
Sin duda alguna, la planificación y ordenamiento del territorio, la cultura preventiva en la sociedad, las medidas de organización, preparación y repuesta ante la posible materialización de las amenazas, y el establecimiento de políticas públicas coherentes y coordinadas entre todos los actores sociales son la clave para prevenir y minimizar las pérdidas probables y fortalecer la necesaria capacidad de resiliencia ante las cada vez más frecuentes situaciones de desastres.
@Angelrangels