En el libro Dilemas del presente, del locutor venezolano Iván Loscher. En una de las preguntas que hace, al corresponsal de guerra Jon Lee Anderson, expresa: “Hablando de filósofos, Aristóteles y Platón tenían dos posiciones muy distintas con relación a la tragedia. Platón decía que volvía sensibleros a los griegos, los atontaba. Aristóteles, tal vez, fue más agudo, al decir que la tragedia era importante porque se llevaba a cabo un proceso de catarsis en el espectador. O sea, vivía los destinos del drama que se desarrollaba sin arrastrar las consecuencias reales y dolorosas de lo que estaba viendo.” En consecuencia, Jon Lee Anderson responde: la gente tiene que conocer “al mundo real”. Carlos A. Pérez, autor de la telenovela aludida por el presidente Nicolás Maduro, replica: “Los dramas telenovelescos siempre establecen una batalla entre el bien y el mal, en la que termina imponiéndose el primero sobre el segundo, para que reine la dicha de los que son buenos en el mundo.”
El gobierno, pareciera que cede poder al malhechor. Los delincuentes, como azotes de la población trabajadora venezolana, son criminales y siembran terror. Y a quien siembra terror, para decirlo a la manera del filósofo André Glucksmann: “debe combatirse de frente, espiritual y materialmente.” Pues, Ineludiblemente, el bien para derrotar al mal; tiene que actuar.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@hotmail.com