El pasado miércoles Maduro presentó ante la Asamblea Nacional la Memoria y Cuenta de su gestión presidencial del año 2013. En la misma señaló “Los capitalistas tienen que rezar mucho y arrepentirse (…) Yo sé donde estoy parado para aquellos que me subestiman desde la derecha, soy un revolucionario y sé lo que estoy haciendo para cada fase del desarrollo económico..” de Venezuela.
Un día antes la Fundación Heritage presentó la edición 20 º aniversario del Índice de Libertad Económica (ILE) para el año 2014 -un ejercicio anual que inició en 1994 -, en el cual Venezuela obtuvo 36,3 puntos de un total de 100. Una puntuación que la ubicó entre los países con un sistema económico “reprimido” o cerrado y en la posición antes de la antepenúltima,175 entre 178 países.(Tabla 1)
Tabla1
El ILE combina cuatro perspectivas y mide diez indicadores (Tabla2). Para el ILE definitivo de cada país se promedian los diez indicadores (utilizando pon- deraciones igua-les). De acuerdo a la puntuación obtenida una economía es “libre” entre los 80 y 100 puntos, “mayormente libre” entre los 70 y los 79,9, “moderadamente libre” entre los 60 y 69,9, “mayormente reprimida” entre los 50 y 59,9, y “reprimida” desde 1 hasta los 49,9 puntos.
Tabla 2
Una economía con un desempeño “libre” es competitiva y el mercado equilibra las fuerzas, garantizando que los precios reflejen la relación oferta – demanda y determinen todo de una manera tal que el bienestar de la sociedad se maximiza, en una dinámica suma cero.
Venezuela, en este marco de referencia, descendió 23.5 puntos en el ILE durante el período 1995-2014. Paso de ser una economía -en el límite- ”moderadamente libre” en 1995 a una economía “reprimida” o cerrada desde el 2004.
Según el informe del Heritage, el país presenta “un estancamiento económico y un deterioro en las condiciones de vida del venezolano. Los precios del petróleo han impulsado recientemente un crecimiento económico, sin embargo el desarrollo económico sigue siendo severamente frenado por las deficiencias institucionales. El imperio de la ley es frágil en todo el país y está minado por un poder judicial débil, sujeto a las interferencias del poder” ejecutivo.
Durante los 20 años de medición, de los 10 indicadores 5 han sido los factores determinantes para ser una economía similar a la de Zimbabue, Cuba y Corea del Norte que son dirigidos por gobiernos autoritarios. (Gráfico 1)
Gráfico 1
El derecho de propiedad cae 45 puntos impactando el eje Estado de Derecho del ILE. “Si hubo alguna vez un país en el que los actores de un sistema político nacional se puede decir que han “perfeccionado” el arte de la corrupción del siglo XXI, sería Venezuela, donde los líderes del gobierno actúan con total impunidad. La economía formal entera opera como un mercado negro, y expertos externos estiman que la inflación anual supera con creces las estimaciones oficiales. El poder judicial es disfuncional y completamente controlado por el ejecutivo”, concluye el informe.
El gasto del gobierno presenta un comportamiento que alcanzó el nivel de “libre mercado”, sin embargo desde el 2003 cuando el gobierno hace un viraje fuertemente populista pierde 38.4 puntos (2002-14) y retrocede al nivel antes de obtener el poder (1997); ubicándose en la categoría de una economía “mayormente reprimida”. “El gasto público ha alcanzado el 40 por ciento de la Producción Interna Bruta (PIB). Los niveles de deuda pública siguen aumentando, llegando a cerca del 60 por ciento del PIB”, sintetiza el trabajo.
Con la libertad empresarial sucede algo similar al gasto del gobierno. Este indicador logró un nivel de “libre mercado” (1995-2001) -eran días de la apertura petrolera-. A partir del 2007 fortalece el estado empresario y acelera el paso para la estatización de la economía. Por lo que cae 41.6 puntos (1995-2014), ubicándose en la categoría de una “economía represiva”.
En el eje Eficiencia Reguladora del Estado, -incluye la libertad empresarial-, un indicador que impacta muy fuerte este año es el de libertad monetaria en el cual Venezuela ocupó el lugar 180. El informe indica: “Altamente expansiva la política fiscal y monetaria del gobierno, que junto con los controles de cambio y de precios, ha dado lugar a un tipo de cambio oficial fuertemente sobrevaluado”.
La libertad de inversión pierde 45 puntos (1995-2014) ubicándose en la categoría “reprimida”. La mayor caída ocurre en el año 2004 (40 puntos). La libertad financiera es el indicador con mayor desplome, al bajar 50 puntos y pasar de ser un signo de una economía “mayormente libre” a una cerrada o “reprimida”. Las dos integran el eje Apertura del Mercado y el estudio resalta lo siguiente: “Un control de cambio restrictivo, la expropiación de la propiedad privada, y otras medidas gubernamentales desalientan la inversión extranjera. El sector financiero, dominado por los bancos, sigue siendo controlado por el Estado a través de créditos directos y amenazas de confiscación. El financiación a largo plazo es escaso”.
Un país con libertad económica facilita a los distintos actores de la sociedad desarrollar sus capacidades y potencial participando en un mundo globalizado a través del comercio internacional, donde la eficiencia reguladora del estado fortalece la competitividad del país y asegura un crecimiento económico sostenible.
Chile obtuvo el primer lugar en América Latina y mantiene el puesto 7 a nivel mundial con 78.8 puntos “de forma consistente como un país “mayormente libre'”. Colombia, ocupó el puesto 34 a nivel mundial (70.7 puntos) y es la primera vez que entra en la misma categoría que Chile. Así mismo se ubicó en el puesto 3 a nivel de la región.
Mientras tanto los países de la Alianza para los Pueblos de nuestra América (ALBA) Bolivia, Ecuador, Argentina, Venezuela y Cuba integran las economías más “reprimidas” o cerradas de la región; ocupando los últimos lugares.
Argentina es el país cuya libertad económica más cayó en categoría desde 1995. Pasó de ser una economía “mayormente libre” con 68 puntos hasta el nivel de economía “reprimida” que mantiene hoy. Venezuela es el segundo país que pierde más puntos, seguido por Ecuador.
Por lo tanto, la afirmación de Maduro ante la Asamblea Nacional el 15 de enero, “soy un revolucionario y sé lo que estoy haciendo”, genera una alta incertidumbre y desconfianza. Porque seguir cerrando la economía conducirá a una sociedad que cada vez pierde más su libertad para decidir lo que quiere.
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