Sólo el día de los Santos, Día de los Difuntos, de las Madres y del Padre, es cuando se observan operativos de limpieza en el cementerio municipal de Simón Rodríguez.
Las cuadrillas de Servicios Públicos de la alcaldía de El Tigre van allí sólo en esos días especiales. De resto, el lugar es blanco de profanación de tumbas, brujería y vandalismo.
Los familiares de los fallecidos poco van al camposanto, ubicado en la carretera El Caris, porque está rodeado de barriadas.
Algunos prefieren recordar a sus muertos desde casa, antes de exponerse a ser víctimas del hampa a cualquier hora del día.
María Eugenia López dijo que le cuesta visitar las tumbas de sus padres porque le aterra pisar esa “tierra de nadie”, donde ni siquiera los difuntos puedan descansar en paz.
“Se encuentra en el completo abandono. Cada vez que vengo tengo que tomar la batuta del aseo general del mausoleo. No hay personal obrero que se encargue de cortar el monte que cubre las caminerías que aún son de tierra”.
Carlos Quintana, quien tiene a varios familiares enterrados allí, señaló que todas las semanas procuraba ir al sitio para realizar labores de mantenimiento, pues el gobierno local no lo hace.
Cerca de él, estaba Lupe Salazar, quien cortaba con sus propias manos la maleza y pintaba el panteón de sus seres queridos. Comentó que siempre acuden al sitio porque le gusta tener el espacio aseado y en buenas condiciones.
Resaltó que en su caso es más sencillo porque las tumbas de sus parientes quedan muy cerca de la entrada, y puede entrar sin mayores dificultades.
Juan Aguilera, otro deudo, manifestó que la situación es preocupante, debido a que “si limpian (la alcaldía) lo hacen sólo por donde pasa la reina. O quitan el monte para que de afuera no se vea”.
Agregó que visita el camposanto tres veces al año, pues, además de que recordar a los muertos es triste, tiene que estar atento para evitar que lo atraquen o le robarle el carro que estaciona en la única vía que esta pavimentada de la necrópolis tigrense.
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