Por eso es falso su llamado a la “unión nacional para construir la paz en Venezuela”. Y es demagógica la invitación a que “todo el mundo haga una propuesta” cuya sistematización quedaría en manos Rodríguez Torres y de ese último agravio al sistema educativo llamado Héctor Rodríguez ¿Hasta cuándo miente Maduro?
A la propuesta de Un Nuevo Tiempo, de una Ley para atender a las víctimas de la violencia, presentada por su presidente Omar Barboza ante la Asamblea Nacional, Maduro le sale al paso anunciando la creación de un Instituto para tal fin que de seguro se ira al foso del populismo rojo, obviando el planteamiento de fondo hecho en la ley de hacer justicia con ese derecho humano.
Mientras por un lado Maduro juega al diálogo para repartir las culpas sobre el problema de la inseguridad, cuya responsabilidad única recae constitucionalmente sobre él, manipulando con los recursos del Estado venezolano, por el otro se hace el paisa para no desarmar a los colectivos y a toda el hampa en su conjunto.
El diálogo debe comenzar por el reconocimiento del “Otro” y ese hecho debe conducir al respeto como condición base para sostenerlo. Pero cómo dialogar con un personaje que primero te descalifica como de “derecha apátrida” y después te acusa de tener “planes de pagar con drogas para que grupos delictivos generen caos”, como si vivieramos en un paraíso, porque “desprecias al pueblo y a los sectores populares”.
No es fácil hablar con alguien que amenaza con “transformar TODO el modelo televisivo: de señal abierta y de las empresas de cable”, que en su concepto es la fuente principal de la cultura de la violencia, para imponer un control férreo y definitivo a la libertad de expresión.