Desde el Facebook de John Manuel Silva nos llega este relato:
Llegando a casa, sano y salvo, luego de que el autobús en el que venía fuera atacado en la Panamericana. A la altura del kilómetro 7 apedrearon la unidad. Le lanzaron piedras por ambos lados, una dio en el vidrio por donde venía yo, pero lo astillo, no se reventó de inmediato. La otra dio en el lado contrario, pero por fortuna no hirió a la señora que venía allí sentada.
Luego de las piedras, los pasajeros entraron en pánico y le gritaron el chofer que no se detuviera. Él no lo hizo y subimos la Panamericana a altísima velocidad y viendo hacia atrás por si perseguían la unidad. En el trayecto una señora venía con un ataque de pánico y todos instintivamente empezaron a llamar a sus familiares. Se trata de un modus-operandi que ya es tradición en la Panamericana: Apedrean los carros, y cuando se paran, los asaltan. Finalmente llegamos a la redoma donde la policía tomó datos y dijo que ellos no podían hacer nada porque no era su jurisdicción.
No quiero dramatizar ni exagerar nada. Yo estoy bien y todos los pasajeros lo están. Pero les confieso que estoy cansado. Si algo hice este año, fue llenarme de trabajo, aceptar vainas extras. Entre otras razones, porque estoy pendiente de estar ocupado y no pensar demasiado en el mierdero del país. Pero este país no ayuda. Venía de dar mi taller de escritura, venía de buen humor, porque me hace sentir bien dar clases. En unos segundos, este país lo amarga a uno y dan ganas de mandarlo todo a la quinta mierda. La reacción de todos en el bus me hace pensar en cómo hemos asimilado el miedo y todos, en el fondo, ya estamos preparados para vivir un incidente así.
Y eso es todo, quería decírselo a alguien y se lo digo a ustedes, mis contactos en redes sociales. Como dije, no quiero ni dramatizar ni exagerar, sólo decirles que estoy absolutamente cansado de tanta mierda.