Con la popularidad que ganó la industria pornográfica en los años setenta, la necesidad de crear pistas musicales que ambientaran y se adecuaran a las escenas fue creciendo en un nivel exponencial.
Denominado “porno groove”, el estilo de música que acompañaba a las películas pornográficas se caracterizó por la utilización predominante de una guitarra eléctrica con un pedal de wah-wah, a la cual se le agregaba una capa de baterías simples, y ocasionalmente, un saxofón. De igual manera, los artistas que interpretaban las canciones generalmente permanecían en el anonimato,
Un ejemplo notable de la importancia que tuvo el género en el desarrollo del porno, se encuentra en el soundtrack de la película de culto Deep Throat, en donde el director Gerard Damiano ajustó la duración y la intensidad de las escenas con los motivos musicales utilizados en las mismas.
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