Rio de Janeiro a merced de “justicieros” que imponen su ley con violencia

Rio de Janeiro a merced de “justicieros” que imponen su ley con violencia

En las afueras de Rio de Janeiro (sudeste de Brasil), un hombre asesina a tiros a un supuesto ladrón en la calle a plena la luz del día: es un nuevo caso de cómo en la ciudad olímpica y sede de la final del Mundial-2014, algunos prefieren hacer justicia con sus propias manos.

Javier Tovar/AFP

Los casos son cada vez más comunes y varían en grado de violencia. Desde el niño que es golpeado en la calle después de que hurta una cadena, hasta ajusticiamientos como éste, grabado en un video casero que fue difundido este jueves por el diario Extra.

FOTO YASUYOSHI CHIBA / AFP

El asesino, de shorts y sin camiseta, baja de una moto y sin pensarlo saca el arma y dispara tres veces en una transitada avenida de Belford Roxo, un suburbio humilde ubicado al norte de Rio. La víctima, que baja la cabeza y trata de defenderse levantando los brazos, era sometido por otras dos personas.

“Nuestro gobierno reaccionará ante los justicieros, persiguiendo y atrapando a esos asesinos. Eso es inadmisible”, repudió el gobernador del estado de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, citado por la estatal Agencia Brasil.

La víctima tenía 20 años y ya había pasado por la cárcel por intento de robo. Según la policía, ya fue identificado uno de los responsables.

“No se trata de un miliciano, sino de un seguridad privado en la zona”, explicó el comisario Luiz Henrique Guimaraes, citado por Extra.

El gobierno de Rio inició en 2008 una campaña para mejorar la seguridad de cara al Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos 2016 con operaciones contra milicias parapoliciales y narcotraficantes de varias favelas de Rio.

País de “bárbaros”

En otro caso en el acomodado barrio de Flamengo (en la turística zona sur), un adolescente de 15 años sospechoso de cometer varios robos fue encontrado el viernes pasado desnudo y encadenado a un poste con un candado de motocicleta por “justicieros” de la zona, que también le golpearon.

El joven en Flamengo, que ya había estado preso antes por robo, contó a la prensa cómo fue atacado por unas 30 personas que iban en 15 motos, que lo amenazaban con matarlo.

“[Decían] que me iban a llevar al cerro y picarme todo” en pedazos, recordó el muchacho, que dijo sobre sus agresores eran unos “playboys” (apodo para los jóvenes de zonas más adineradas).

La artista plástica Yvonne Bezerra de Melo, que creó una ONG después del asesinato de ocho niños a las puertas de una iglesia del centro de Rio en 1993, fue quien alertó a las autoridades para que liberaran al adolescente capturado en el poste.

Acusada de ser una “protectora de bandidos” en las redes sociales, Melo dijo que ha recibido amenazas de muerte. “Hice un acto solidario por un desconocido y ahora la ciudad está en mi contra”, criticó.

Estas acciones son aplaudidas por parte de la población, sobre todo en redes sociales, ante la labor insuficiente de las autoridades por contener el crimen común, que en los últimos meses se ha incrementado en varios barrios residenciales conocidos como Ipanema, Copacabana y Flamengo.

Para la antropóloga de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ) Alba Zaluar, estos grupos de “justicieros” no son nuevos en Brasil. “Tienen una larga historia, de décadas”, dijo a la AFP.

“Hay una cierta tendencia a la aceptación de estos grupos en una parte de la población que es menos politizada, que tiene menos compromiso con el sistema democrático de derecho, que no tienen conocimiento de lo que es ciudadanía, civilidad, tolerancia”, indicó Zaluar.

Y de cara al Mundial-2014 y los Juegos Olímpicos, la proliferación de grupos de exterminio darán “una imagen de Brasil de país bárbaro, sin instituciones democráticas”, subrayó la profesora.

“Hay personas que creen que hacer justicia por sus propias manos resuelve las cosas, pero no resuelve nada, solo lo empeora todo”, siguió.

Las autoridades han “reconquistado” ya numerosas favelas que estuvieron durante décadas en control de narcotraficantes y milicianos -grupos integrados básicamente por expolicías, bomberos, guardias de prisiones y bomberos-.

Actualmente hay 37 Unidades de Policía Pacificadora (UPP) que cubren 174 barriadas pobres. La cifra llegaría a 40 este año, según las autoridades.

El programa, no obstante, recibió fuertes críticas tras el asesinato de un albañil en la Rocinha, la mayor favela de Brasil, a manos de policías de una UPP que lo torturaron hasta morir. AFP

Exit mobile version