El descubrimiento europeo de la escultora venezolana Gego, considerada como una de las más grandes figuras latinoamericanas del arte del siglo XX, llegará a París a partir del 14 de febrero, donde la Maison de l’Amérique Latine le dedica su primera retrospectiva en Francia. EFE
Prosigue así la revelación del trabajo tan sutil y delicado como inclasificable de esta artista de origen alemán, a quien el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) dedicó la primera gran antológica en Europa en 2006.
París reunirá ahora un conjunto representativo de las grandes etapas de su trabajo, desde sus dibujos y grabados a sus obras tridimensionales, caracterizadas por la utilización singular y poética del espacio y la línea, que sitúan al espectador en el centro de una experiencia física y sensorial.
Hasta el próximo 14 de mayo, distribuidas en nueve salas, podrán verse 41 obras, algunas de sus emblemáticas “Reticuláreas”, estructuras etéreas y laberínticas de hilos de hierro suspendidas en el espacio, de sus “Troncos”, “Cuerdas”, “Chorros” y “Esferas”, y también de sus “dibujos sin papel” y sus posteriores “Tejeduras”.
Gego (1912-1994), cuya actividad más sólida empieza en los años 60, “estaba bajo la influencia del neoplasticismo” y se distanció radicalmente de la obra cinética, explicó a Efe la comisaria de la muestra, Tahia Rivero.
Su obra, añadió, es todavía poco conocida en Europa, “porque comenzó tarde” a desarrollar su carrera y porque en un principio fue “poco divulgada por su entorno”, ya que, a diferencia de muchos artistas conocidos, “no sentía la necesidad del éxodo, sino que, al contrario, quería vivir en Venezuela”.
Justamente, agregó, sus herederos “están haciendo hoy día un excelente trabajo, pues, mientras ella vivía, hacía muy pocas exposiciones fuera”.
Hasta principios de los años 50, la artista fundó y regentó un taller de diseño y creación de lámparas, y en 1952 conoció a quien sería su segundo compañero, Gerd Leufert, quien le animó a lanzarse a una prolífica actividad artística.
A finales de la década, esa nueva actividad desembocó en sus primeras esculturas y le llevó también a la enseñanza.
Ya entonces, a diferencia de otras grandes figuras del arte latinoamericano, Gego, seudónimo formado con la contracción de las cuatro primeras letras de su nombre y apellido, Gertrud Goldschmit, conocía muy bien Europa por haber nacido en Hamburgo (Alemania).
La artista había emigrado a Venezuela a los 27 años, en 1939, al año siguiente de haber obtenido su diploma de Arquitectura e Ingeniería en la Universidad de Stuttgart, y cuatro años después de que el régimen nazi le retirase su nacionalidad.
“Se fue obligada prácticamente por su familia y ayudada con patrocinio de la comunidad judía”, explicó la comisaria.
Primero viajó a Londres, pero, al no lograr obtener permiso de residencia en el Reino Unido, siguió su camino hacia Caracas.
“Su llegada a Venezuela fue casual; se fue para allá sin saber la lengua, por ser el único sitio donde tenia algo seguro”, indicó Rivero.
En París podrán verse 41 piezas, 39 de ellas cedidas por la Colección Mercantil de Caracas, institución coorganizadora de la muestra, y seis obras de la serie “Chorros”, cedidas por Bárbara y Tomas Gunz, hijos del primer marido de la escultora, precisó.
La exhibición fue montada por primera vez en 2012, cuando la Fundación Gego invitó a varias organizaciones a participar en el centenario de su nacimiento, y “solo ha sido vista hasta ahora en Caracas”, resaltó Rivero.