Ante el clamor de las protestas viene la sordera oficial. Así se le aplicó a los sindicatos de la prensa que marcharon hasta la sede de CENCOEX solicitando la entrega de divisas a los periódicos para la importación de papel. El nuevo zar de las divisas no tuvo siquiera el gesto de enviar a uno de sus subalternos a recibir a los solicitantes. La fiscal se hizo la sorda ante la solicitud de los estudiantes para que soltaran a sus compañeros detenidos y torturados. Pero fue más allá, acusó a los manifestantes de terroristas contra el estado. Una declaración que mancha la majestad de su cargo y la coloca como testaferro del gobierno.
El Presidente de la república ignora los llamados de la Iglesia por la paz y el cese de la violencia mientras, cual dictador, pide a ministros y militares aplicar mano dura contra los “golpistas”.
Las autoridades económicas se niegan a recibir a los legítimos representantes de los empresarios, escuchar sus quejas por la ley de precios y la falta de divisas así como sus ideas para resolver los problemas de la inflación y escasez. Venezuela desamparada.
Juan Antonio Muller
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