España iniciará próximamente la búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes, el escritor hispano más universal de la historia, en un convento de Madrid casi cuatro siglos después de su muerte.
La iniciativa salió adelante gracias al acuerdo entre varias instituciones públicas y privadas para financiar la expedición. Los trabajos no tienen todavía fecha de inicio y se alargarán durante varios meses, pero cuentan con el aval económico del Ayuntamiento de Madrid y el apoyo de la Real Academia Española. Y se esperan los preceptivos permisos del gobierno regional y el arzobispado de la ciudad, según informó Fernando Prado, impulsor del proyecto.
El coste previsto de la operación es de 100.000 euros (137.604 dólares).
“Es una satisfacción después de cuatro años de lucha ver que el proyecto va adelante y que tiene visos de hacerse realidad”, dijo Prado el miércoles a The Associated Press tras conocerse la noticia el día anterior. “Cervantes ha sido y es el español más ilustre de nuestra historia”.
“Es momento de darle un nombre a su tumba”, añadió.
Casi todo se sabe de la vida de Cervantes y de su obra cumbre “Don Quijote”, pero el paradero de sus restos sigue siendo un misterio. El autor español murió en 1616. En 2015 se cumplirán 400 años de la publicación de la segunda parte del Quijote y en 2016, el cuarto centenario de su fallecimiento.
La empresa que ahora ampara el área de cultura del Ayuntamiento madrileño fue presentada por el historiador y escritor español Prado en 2011. Según Prado, la historia tiene suficientemente bien documentado el entierro de Cervantes, que ocurrió en el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid.
Una placa conmemorativa en la fachada recuerda que el genial escritor, para muchos considerado el gran novelista de la lengua española y uno de sus principales revitalizadores, recibió sepultura en dicho convento.
Sin embargo, sus restos se perdieron en el tiempo. Se desconoce si el féretro de Cervantes fue llevado a otro lugar en el subsuelo o si sus huesos fueron hacinados junto a los restos de otras monjas luego de que se terminaran los trabajos de ampliación del convento, que concluyeron a finales del siglo XVII.
El plan de búsqueda contempla dos fases. En la primera se usará la tecnología ofrecida por un georradar, una herramienta habitual en la prospección no destructiva del subsuelo. La máquina barrerá el convento para identificar enterramientos individuales, colectivos, cavidades y criptas.
Una vez elaborado el mapa de las fosas, arqueólogos y forenses comenzarán el análisis de los cuerpos encontrados. El equipo forense estará liderado por la sociedad científica Aranzadi de Francisco Etxeberria, quien participó en la autopsia que confirmó el suicidio del ex presidente chileno Salvador Allende.
Los expertos consideran que el cuerpo de Cervantes sería relativamente fácil de identificar. El autor español perdió la movilidad de su brazo izquierdo por unas heridas sufridas en la célebre batalla de Lepanto, que en 1571 enfrentó a los turcos otomanos y a la llamada Liga Santa, encabezada por España.
Otra de las particularidades es que murió a los 69 años, una edad muy avanzada para la época. Ello facilitaría el trabajo de los peritos al momento de diferenciar y clasificar los huesos del autor que podrían haberse mezclados con los de otros fallecidos.
La Dirección General de Patrimonio Histórico de Madrid está a la espera de conocer informes adicionales sobre el alcance de los trabajos para dar la autorización definitiva. El convento de las Trinitarias Descalzas, fundado en 1612, es un edificio declarado bien de interés cultural protegido y las monjas que residen ahí hacen voto de clausura.
“Jamás se había intentado buscar los restos de Cervantes”, explicó Prado. “Pero gracias a los avances en investigación forense y las nuevas técnicas para identificar cadáveres hay conocimientos suficientes que permiten hacerlo ahora”. AP