En una larga rueda de prensa ofrecida esta tarde y noche de viernes en el palacio presidencial de Miraflores a medios internacionales, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, admitió que se está investigando si sectores de su gobierno pudieran estar conspirando en el golpe de Estado que, según denuncia con insistencia, está en marcha para derrocarlo. “Yo lo estoy investigando”, dijo, en referencia a los agentes de la policía política que, contraviniendo sus órdenes, actuaron con armas de fuego para reprimir las protestas estudiantiles el 12 de febrero pasado, y que se han extendido hasta el día de hoy. “Están presos y dan su versión, pero no convencen”, reveló, aunque luego se apresuró a aclarar que se trataría de excepciones “en la disciplina máxima de ese cuerpo”. elpais.com / Ewald Scharfenberg
Fue una conferencia de prensa repleta de infidencias presidenciales con las que Maduro, dijo al inicio, pretendía contrarrestar lo que denominó “una campaña de demonización para aislar a la revolución bolivariana”. Aceptó cinco preguntas a lo largo de casi tres horas; de las cinco, dos correspondieron a medios del Estado venezolano, la cadena regional TeleSUR y la gubernamental Agencia Venezolana de Noticias (AVN). Pero de las tres restantes, llamó la atención que correspondiera uno de los turnos a un corresponsal de CNN Internacional. Apenas horas antes, el gobierno había anulado la credencial oficial de la corresponsal fija de CNN en español en Caracas, Osmary Hernández, y precipitado la salida del país de su ancla principal, Patricia Janiot, quien junto con su equipo, habrían recibido un trato vejatorio durante el proceso de migración para abandonar Venezuela.
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