El gran secreto a voces de los sistemas comunistas (y toda su gama de disfraces) es que su fin es ese, la desaparición física primero y luego moral de las civilizaciones, para convertirlas en esclavas, manojo de carne y hueso que deambula para sobrevivir, respondiendo a los instintos primarios, igual que los gusanos, igual que los corales y las algas. ¿Por qué hacen esto?
La respuesta es compleja, pero se reduce a las más bajas pasiones del alma, porque los promotores de estos sistemas llegan al poder con la integridad fracturada, al verse al espejo lo que ven es una imagen que detestan y eso que sienten en el estómago es lo que buscan defecar en los pueblos sometidos, transformarte a ti y a mi en el fiel reflejo de eso que los tortura en silencio, sus rabias, envidias, sus frustraciones infantiles, su sed de venganza con todo lo que se mueva, hasta hacer de sus dominios la fotografía de sus propios sentimientos.
Estos días han sido duros, pero también esperanzadores. Jóvenes hermosos han dado sus vidas gritándole a los vientos la necesidad de libertad, el ansia por cambiar las cosas, por armar el rompecabezas y tener de regreso a Venezuela.
Esas muertes no son solo muerte, quizás lo que menos son es eso.
Los asesinatos de nuestros hermanos, bellos e infantes, son la deuda que no puede dejar de honrarse, se trata del último intento de la providencia de sacrificar lo más precioso de la vida para abrirnos los ojos y hacernos actuar.
Es Libertad o es la nada. Tú escoges.
@jcsosazpurua