A veces sentimos al país sin brújula. Las contradicciones del gobierno y la oposición son la clara evidencia de que el país navega entre brumas, en un mar de incertidumbre. No hablemos de este gobierno de golpistas que tiene 15 años acusando de sediciosa a la oposición, ni de este régimen corrupto y cínico que acusa de corrupción a los que no manejan el poder, ni de los “patriotas bolivarianos” que han permitido esta obscena invasión cubana, han entregado las riquezas de la Nación y controlan todos los poderes pero responsabilizan a otros de la honda crisis social y económica del país. Hablemos del gobierno inmensamente débil que habla con tono bravucón y en medio de una convulsionada situación nacional propone una Conferencia de Paz sin la oposición, solo con la asistencia de algunos amigos cómodos del régimen y otros invitados incómodos, cuya presencia es comprensible. Insólita la contradicción de un gobierno que habla de paz e insulta a sus adversarios, descalifica la legitima protesta y ejerce una brutal represión. Instala ese show de paz pero sin liberar a Simonovis, a Leopoldo López y demás presos políticos, además al día siguiente lanza orden de captura contra Carlos Vecchio y anuncia acciones contra varios alcaldes opositores. Este cuadro es suficientemente contradictorio como para agregar el serrucho de Diosdado, las posturas de Vielma Mora, el silencio de Arias Cárdenas, el juego de Rafael Ramírez, los grupos militares que merodean, las operaciones cubanas y otras acciones que atienden a sus propios intereses.
Por su parte, en la oposición tenemos a la MUD asediada por el gobierno y por grupos facciosos de oposición que le hacen el juego en esa campaña insidiosa contra la Unidad, que descalifican a líderes opositores y cultivan la antipolítica igual que Chávez o Carmona Estanga. Existe una oposición que cuestiona la intromisión cubana en la política nacional y otra que aplaude a un brujo brasilero que le dice que hacer y califica de “falsa oposición” a valiosos dirigentes venezolanos. Existe una oposición seria y responsable que no cree en las guarimbas, marchas “sin retorno” u otras zoquetadas, mientras otra está ilusionada con esa vía sin destino. Existe una oposición convencida de que una lucha íntimamente ligada a los problemas reales de la población nos permitirá consolidar la mayoría y hacer de la protesta un poderoso movimiento popular que se exprese desde Catia hasta Chacao y se sienta por igual en Las Charas o Lechería; movimiento que derive en una salida democrática y no al revés: no es planteando primero “La Salida” y luego conectando esa iniciativa con los sectores populares, usualmente mas preocupados por la inseguridad, escasez, inflación y otros muchos problemas. No habrá tal conexión mientras el discurso conduzca al debate político y leguleyo que le interesa al gobierno sobre el 350, la enmienda, el referéndum o la renuncia. Mas que una salida, la calle es el escenario para plantear una alternativa de cambio con contenido social e inclusión, popular, sin agendas ocultas, ni mezquindades, que surja con la fuerza de la unidad. Claro, mas fácil es hacer una guarimba en Chacao o Lechería, mas fácil que trabajar es jugar Bingo.
Twitter: @richcasanova
Vicepresidente de la ANR del Colegio de Ingenieros de Venezuela #YoSoyProgresista