A partir de las protestas que sacuden a Venezuela, la Fundación Nuevas Bandas, organización creadora del festival homónimo (no sólo el más longevo de América Latina, sino el gran semillero de la nueva música en el país caribeño), impulsó Músicos en la Calle: movimiento con el que la escena de pop y de rock local pretende respaldar las acciones callejeras que han encabezado los estudiantes opositores al chavismo desde el pasado 12 de febrero, publica El País de España.
“Ante la represión brutal del gobierno, la Fundación convocó a los artistas para ver desde nuestra perspectiva, y con los recursos y experiencias que poseemos, la manera en la que podemos apoyar las actividades de calle de los estudiantes”, explica Félix Allueva, presidente de la entidad. “En esa primera reunión se abrieron tres líneas de trabajo: hacer el vínculo con los dirigentes del movimiento, convertirnos en un mecanismo para difundir información, y programar actividades musicales callejeras. Nuestro mensaje es claro: libertad para los estudiantes presos, y no a la violencia”.
Además de grupos como Okills y Bio Shaft, Octavio Suñé es otro de los componentes de Músicos en la Calle. “Me pareció interesante que varios artistas nos reuniéramos para alzar la voz del arte contra la injusticia”, destaca el cantautor. “Aparte de pedir que liberen a los estudiantes, el mensaje que enviamos es el de unión y tolerancia entre la gente, pues hay dos bandos enfrentados”
“El 4 de febrero, en la ciudad de San Cristóbal, los estudiantes de la Universidad Experimental del Táchira salieron a protestar porque una compañera fue violada en esa casa de estudios”, recrea Rafel Uzcátegui, de Provea. “Ése fue el origen de este ciclo, por eso fue protagonizado por los estudiantes. En esa movida, varios de ellos fueron detenidos, y eso provocó que otras universidades el interior del país se sumaran a la protesta. Lo que derivó en una ola de indignación que se fue expandiendo. Es a partir de ese de contexto que Leopoldo López y María Corina Machado intentaron capitalizarla con una convocatoria llamada La salida, que se propagó en la medida que el gobierno se tornó intolerante con las manifestaciones de corte pacífico, en su mayoría. Protestas opositoras hubo en los últimos 15 años, pero éstas tienen características que las hacen cualitativamente diferentes: no tiene como centro a Caracas, donde la protagonizan la clase media y del sector estudiantil, y es de orientación política. Mientras que en el interior es diferente porque hay más gente de las clases populares, y está llena de demandas sociales.
No obstante, en la acera de enfrente, en el chavismo, poco o nada se sabe acerca de esta propuesta. “Músicos a la Calle no sé lo qué es. Más allá de lo que vi en la cuenta de Twitter de Félix, desconozco que hicieran algo”, asegura Kelvin Malavé, gerente del fondo editorial estatal Fundarte, presentador y productor de radio, manager de bandas y gestor cultural. “Vengo del movimiento de hacer cosas en la calle, y eso no está unido a la Fundación Nuevas Bandas. En cambio, el Ministerio de la Juventud lleva adelante el programa Planeta Alternativo, en el que el rock visita museos y universidades, y que fue pensado por verdaderos músicos callejeros”.
David Meire representa al Movimiento de Bandas Rebeldes, organización que recibe a los artistas que no son aceptados por el mainstream musical venezolano. “Somos una asociación chavista, y convocamos a exponentes que están ligados con el pensamiento de izquierda”, describe el también guitarrista y vocalista del grupo Más Megahertz. “Ahora llevamos adelante el Festival Música para Todos, que es parte de un plan similar al del Sistema Nacional de Orquestas, pero dedicado a la música alternativa, y en el medio del recorrido que hacíamos por todo el país ocurrió esta coyuntura. Aquí hay un plan, y está muy bien diseñado. Dicen que hay protestas pacíficas, aunque atentan contra la propiedad pública. Eso lo vimos en Mérida y Táchira, donde están las guarimbas (estrategia insurreccional diseñada para provocar el caos, e incentivar el enfrentamiento con las fuerzas del Estado), y eso le resta espontaneidad a la causa porque la manera de operar de los estudiantes es exactamente igual. El movimiento opositor ganaría mucho si no llegara a extremos tan duros de violencia”.
En sintonía con la situación política y social que experimenta el país desde que Hugo Chávez llegó al poder, la polarización también se profundizó en la actividad artística. Al punto de que se estableció un star system oficialista y otro opositor. “Te lo sintetizo de esta manera: los músicos, en un 90 por ciento, están del lado opositor. Y no me refiero sólo al rock, sino a todas las manifestaciones musicales que se consumen en el país”, expedita Allueva. “Los que están con el gobierno son unos pocos, de los que destacan los del Frente de Bandas, Bituaya o Dame Pa’ Matala”. Pedro Luis Blanco es miembro de esta última banda. “Nuestras canciones recogen lo que la comunidad expresa”, apunta el vocalista del combinado yaracuyano. “No existe un resentimiento al manifestarnos de esa manera. A pesar de que no entienda su posición, mi vecino tiene derecho a ser opositor. Llamamos al despertar con rebeldía, aunque de forma pacífica. Se trata de que nos sinceremos, y entendamos los intereses de quiénes defendemos”.