Si usted quiere puede reír, pero lo que viene no es un chiste. Y como es la más pura realidad, también tiene la opción de llorar y de arrrecharse. El vicepresidente Jorge Arreaza con un “caradurismo” insólito ha anunciado la creación de un supuesto Consejo Nacional de los Derechos Humanos, como si aquí no hubiera, así sea de adorno, “Defensoría del Pueblo”.
“Esperamos la próxima semana estar firmando el decreto y constituyendo ese centro, ese Consejo Nacional de los Derechos Humanos”, dijo. En “donde el vicepresidente de la República estará al frente, estarán también la Defensoría del Pueblo , la Fiscalía, el ministerio de Interior y Justicia, el de Asuntos Penitenciarios, las Comunas (…)”.
No aclaró si estarían los “colectivos paramilitares”, aunque no es descartable que estando los organismos encargados de violar los derechos humanos, ordenando fuego contra los manifestantes, y los que se hacen la vista gorda ante ello, justificando la tortura y la represión, también se incorporen los “totom macoute” criollos, asesinos a sueldo al servicio del régimen encargados de disparar a mansalva para disolver protestas pacíficas.
La maniobra politiquera de Arreaza para tratar de lavarle la cara al régimen ante la UNASUR es inocultable. Demasiada casualidad que su anuncio demagógico se produzca el mismo día en el que los dirigentes estudiantiles Juan Requesens, presidente FCU-UCV; Emerson Cabaña, presidente Adjunto FCU-UCV; Oscar Leandro, presidente FCE-Unimet; Isabella Patiño, secretaria general FCE-Unimet; Daniel Martínez, presiente FCE-USB, José Rojas, Presidente FCE UPEL Maracay, Jorge Jiménez, representante de la ULA y Tammy Suárez, presidenta del Ceeepa, pusieron su denuncia contundente de la violación de los derechos humanos en Venezuela ante los cancilleres de UNASUR. Una valiente y fundamental acción pese a quienes irracionalmente calificaban de “tración” ir al organismo.