Resulta penoso que parte de la empresa privada venezolana se haya prestado, en complicidad con el gobierno, para cargar el costo del ajuste sobre los más débiles sin complementar ese ajusta con un cambio en el modelo productivo que realmente solucione los graves problemas económicos del país, ni en la defensa de los valores democráticos. Hasta el momento, las únicas organizaciones política que se han atrevido a denunciar esta inmoralidad han sido @PartidoUNT y LaCausaR. El partido de gobierno calla y los burócratas festejan los recursos adicionales que ingresarán vía devaluación e impuestos.
Todos los que hemos luchado por años contra la instauración de un modelo contranatural como este mal llamado socialismo del siglo XXI, pero que al final es más un adefesio comunistoide montado sobre alpargatas y santería caribeña, tenemos claro que uno de los principales problemas de la escasez se debe a los controles de precios, pero el remedio no es aumentar exponencialmente los precios como medida aislada y secreta.
La forma suele ser tan importante como el fondo, y por más desesperado que se encuentre el sector empresarial, creo que los riesgos que corre con este acuerdo por debajo de mesa con el PSUV pueden ser muy grandes. Nada descarta que pasado mañana Maduro, acorralado por las encuestas que lo responsabilizan de la inflación, salga diciendo en cadena: a los empresarios que aumentaron los precios sin haber sido publicados en gaceta oficial les caerá todo el peso de la ley, ellos son los generales de la guerra económica, los heraldos del Pentágono; y mande a Ramo Verde a más de uno. Después de tanto palo recibido por el PSUV, parte del sector empresarial se ha prestado a lavarle la cara al ajuste neoliberal de este gobierno. Basta recordar la suerte de Fernández Berrueco, Arne Chacón o en el mundo militar Raúl Baduel o Barrientos. El diablo es muy mala paga.
El Cabello-Madurismo es bipolar en todas sus fases, no sólo cuando declaran paz y a la vez ordenan “apagar candelita que se prenda”, sino en su modelo de políticas públicas. Aplican el ajuste más salvaje y neoliberal que la historia recuerde, devaluación, precios, servicios – Jesse anunció el aumento de la electricidad – y gasolina (muy pronto) y al mismo tiempo generan una tarjeta de racionamiento para reforzar el ajuste típico comunista, que controla no por precios sino por cantidades. De esta melcocha es poco probable que surja un modelo distinto de sociedad, porque en el fondo están viendo el problema como de flujo de caja para seguir financiado la voracidad de la burocracia y no como un problema estructural en el diseño de país.
En episodios históricos como este es que se marcan las diferencias entre las fuerzas conservadoras y las que realmente son movidas por una ideología de progreso, inclusión y valores éticos. El PSUV cada día se convierte más en una fuerza conservadora al servicio de la élite del partido, ese partido nunca más podrá volver a venderse como un instrumento en defensa del pueblo. El Cabello-Madurismo privatizó el PSUV, transformándolo en el gran defensor de sus privilegios.
Carlos Valero
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