El régimen de Nicolás Maduro está en urgente necesidad de aplicar otra drástica devaluación y dejar de lado definitivamente el tipo de cambio oficial de 6.3 bolívares por dólar, para poder corregir los grandes desequilibrios que afligen a la economía venezolana, según un informe reciente elaborado por el Bank of America, publica El Nuevo Herald.
Antonio Maria Delgado
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Pese a ya haber realizado múltiples ajustes al sistema cambiario que han depreciado substancialmente el valor de la moneda nacional en los últimos meses, el régimen ha mantenido el tipo de cambio oficial en niveles exageradamente altos, con una sobrevaloración que podría estar entre el 78 y el 120 por ciento, dijo el estudio.
“Los desequilibrios fiscales son esencialmente el resultado indeseado de la sobrevaluación de la moneda”, resaltó el informe.
“Corregir esa desalineación conduciría a una reducción del déficit fiscal de entre 7.8 y 12.3 puntos porcentuales del PIB, lo que lo recortaría a niveles de entre 1.1 y 5.6 por ciento del PIB”, resaltó.
El tipo de cambio oficial solo está disponible para las importaciones realizadas por el régimen y para los importadores de alimentos y medicinas. Para el resto de los venezolanos, el dólar está únicamente disponible a una tasa de cambio superior a los 10 bolívares, bajo el sistema de subasta conocido como SICAD, o a más de 50 bolívares bajo el recién introducido SICAD II.
Pero es la tasa de 6.30 la que sigue siendo utilizada en la elaboración de los indicadores macroeconómicos y en gran medida está creando las distorsiones sobre la economía.
Para el Bank of America, el régimen de Maduro ya pagó el costo político de la devaluación tras haber introducido en los últimos meses medidas que encarecieron el precio del dólar para el grueso de los importadores y de los ciudadanos comunes.
“Como resultado de la significativa depreciación de la tasa de cambio del mercado paralelo, la tasa cambiaria promedio de los importadores ya no está desalineada. Una corrección de la sobrevaloración [del tipo de cambio de 6.3] es simplemente un asunto de alinear la tasa oficial con la tasa promedio de mercado, y de esa manera se puede lograr con un traslado mínimo a la inflación”, reseñó el banco.
El informe, elaborado para inversionistas que podrían estar interesados en los bonos del país sudamericano, resaltó que éstos actualmente son percibidos en los mercados como los de mayor riesgo en el mundo.
Pero la unidad de análisis del banco cree que esto es un error.
“Nosotros creemos que el mercado está subestimando la capacidad de Venezuela de pagar sus obligaciones de deuda externa. Los diferenciales de la deuda soberana de Venezuela son los más altos de los mercados emergentes y han alcanzado niveles típicamente observados sólo en países que están cerca de declarar un incumplimiento de pagos”, dijo el estudio.
“Sin embargo, Venezuela aún muestra mejores calificaciones que otras economías emergentes en muchas mediciones de sostenibilidad externa”, dijo el banco.
Entre los factores que ayudan al cuadro macroeconómico del país están los ajustes en sus cuentas externas realizados en el 2013, y mejoras en la cuenta corriente.
Pero no todas las unidades de evaluación de riesgo comparten el mismo grado de optimismo sobre el país sudamericano.
La agencia Fitch Ratings, por ejemplo, rebajó la semana pasada la calificación de solvencia de Venezuela, desde “B+” a “B” (grado especulativo) con perspectiva negativa, por “la inestabilidad macroeconómica”, la demora de políticas que hagan frente a “la creciente inflación” y la “distorsión” en el mercado de divisas.
“Las divisiones dentro del gobierno del presidente Nicolás Maduro y el débil capital político han retrasado los ajustes de política necesarios para abordar el aumento de desequilibrios macroeconómicos”, dijo la agencia al anunciar su decisión.
La agencia también alertó sobre el “alto grado de polarización” que se está produciendo en Venezuela, cuando el país cumple esta semana dos meses de protestas ininterrumpidas contra Maduro.
Las protestas, además de la aceleración de la tasa de inflación, la escasez de productos y el aumento de la inseguridad personal son factores que podrían exacerbar “la inestabilidad política” dentro de la nación sudamericana, dijo.
Pese a esto, Fitch destacó que los altos precios del petróleo y los acuerdos de financiación con China podrían mitigar las limitaciones de financiamiento externo.
“A pesar del aumento de la conflictividad social en Venezuela, Fitch considera que el riesgo de inestabilidad social y política que conduce a la interrupción de los ingresos derivados del petróleo se mantiene en la actualidad bajo”, agregó la calificadora de riesgo.
Twitter: @DelgadoAntonioM