El presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, inauguró este martes “la cárcel más moderna de Latinoamérica”, con la que pretende aliviar el grave hacinamiento de los centros penitenciarios, que se han convertido en verdaderas “universidades del crimen”, dijo.
“Es la cárcel más moderna de Latinoamérica que le va a cambiar la calidad de vida a una gran cantidad de presos”, aseguró Martinelli tras inaugurar La Nueva Joya, un centro penitenciario de 116 edificios con capacidad para 5.504 presos.
Ubicada al este de la capital panameña, a La Nueva Joya se llega por un viejo camino de tierra y piedras, en una zona con humildes viviendas.
Policías con mascarillas (para protegerse del polvo) dan la bienvenida a la entrada del gigantesco recinto con 14 kilómetros de cerramiento metálico y ocho torres de seguridad.
En este centro penitenciario de 40 hectáreas, construido a un costo de casi 170 millones de dólares, los reclusos se ubicarán en 24 pabellones, según su grado de peligrosidad y situación procesal. Cada celda tiene dos camas unipersonales en forma de litera y un baño.
Además, cuenta con aulas para aprendizaje, 14 canchas deportivas, principalmente de fútbol y baloncesto, lugar para visitas conyugales y aire acondicionado en medio de grandes extensiones de césped, un lujo en comparación con las demás cárceles sobrepobladas.
El propio Martinelli calificó de “porquerizas” y “cucaracheros” algunos de los centros penales, donde las políticas de resocialización son inexistentes o escasas.
“Siempre dije que las cárceles son universidades del crimen porque aquí como no hay nada que hacer y no hay programas de resocialización, el preso conoce a otros presos y amplia su capacidad delictiva escuchando historias”, dijo Martinelli.
Por su parte, el ministro de gobierno, Jorge Ricardo Fábrega aseguró: “Por primera vez vamos a tener en nuestro país la infraestructura para que los que estén privados de libertad entren en un proceso de resocialización participando en talleres, escuelas y puedan culminar una carrera técnica u otros estudios”.
En Panamá hay en la actualidad unos 15.000 presos, la mayoría sin condena, que doblan la capacidad total de plazas de los 23 centros penales que existen en el país.
Muchas de esas cárceles son antiguos depósitos, barracones o cuartos fríos utilizados por los militares estadounidenses durante su presencia en Panamá.
Panamá registró en 2013 un total de 665 homicidios, la mayoría relacionado a pandillas, crimen organizado y narcotráfico, para una tasa de 17,3 por cada 100.000 habitantes, de las más bajas de Centroamérica.
AFP