El autoritarismo moderno según Perlmutter y reseñado por Vladimir Petit en su libro “Chávez y la perversión del Ejército”, se aprecia “en el nexo mismo con el partido, el estado y las estructuras paralelas auxiliares” (milicias, colectivos, círculos) por supuesto con el objetivo de permanecer en el poder… Unas y otras se confunden, terminan en grandes burocracias. El autoritarismo moderno, según se desprende de la lectura de la obra ya citada, se preocupa por la apariencia de legitimidad por lo que recurren con frecuencia a elecciones para darle sustentabilidad. Luego, es la dictadura moderna.
Ahora bien, existen grupos, personalidades, particularidades que – sin dudar de su buena fe- ayudan a estas dictaduras en su sobrevivencia al proponer encuentros, contactos o diálogos sin otra condición que la transmisión por TV.
Recientemente escuche una entrevista que los colegas Carines Moncada y Agustín Acosta le hicieran al jefe de la resistencia ucraniana Dmytro Potekhin, experto en resistencia no violenta. Al consultarle su opinión en relación al diálogo que un sector de la oposición venezolana adelanta con el régimen de Maduro fue tajante al señalar que: “al dialogar con regímenes ilegítimos y violentos se les brinda legitimidad…¿cómo acordarse con quienes le disparan al pueblo?
Potekhin dijo mucho más…señaló que “los políticos deben mantenerse en su lugar y la sociedad civil en el suyo, porque los políticos en las luchas sociales se desgastan más rápido. Tanto en Ucrania como en Venezuela, quienes manifiestan no tienen armas, sólo banderas…. Las armas son de otros, las empuñan los gobiernos” ¿Las protestas por sí mismas logran el desarraigo del gobierno? preguntó la periodista, a lo que le contestó Dmytro “es una cuestión de tiempo”.
En Ucrania, continuó el entrevistado, “la coalición de los manifestantes fue tan amplia que no se agotó, caía uno y entraban 10. Cuando la rebelión es política se agota, cuando es social….es imparable”
Venezuela sigue movida, conmovida y expectante … Unos sentados alrededor de una mesa, otros en la calle tragando “gas del bueno” … Y los venezolanos todos con la esperanza de vivir en democracia.
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