El radiotelescopio del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, detectó señales definidas como lejanas ráfagas o estallidos brillantes de una duración de fracciones de segundo, algo que antes solo había sido corroborado en el Observatorio de Parkes, en Australia.
El director de la Sección de Astronomía del Observatorio de Arecibo, integrado en el Centro Nacional de Astronomía e Inosfera, Fernando Camilo, confirmó hoy en una entrevista con Efe el descubrimiento, que data de noviembre de 2012 pero que se ha dado a conocer esta semana.
Camilo señaló que ese fenómeno se ha registrado al menos en siete ocasiones a través del radiotelescopio de Australia, pero lo relevante es que por vez primera se documenta en otro observatorio, lo que confirma que se trata de un fenómeno astronómico real y que no se puede atribuir a la peculiaridad de un aparato concreto.
“La pregunta ahora es de qué se trata este fenómeno”, se interrogó el científico, durante años estudioso en Estados Unidos de fenómenos astronómicos.
“Podría tratarse de una poderosa ráfaga de radio lejana en el Universo, un tipo de señal nunca antes vista”, dijo el astrónomo sobre las ráfagas rápidas, que parecen provenir de fuera de nuestra galaxia.
El fenómeno detectado en noviembre de 2012 fue una ráfaga que duró tres milésimas de segundo y que procedía de un punto desconocido, probablemente de nuestra galaxia.
El científico detalló que el fenómeno introduce la idea de la existencia de una nueva ventana en el espacio entre galaxias, donde, tal y como matizó, “no hay estrellas ni nada brilla”.
Dijo que las ráfagas de radio pueden entenderse como “linternas” que pueden ayudar a estudiar el medio intergaláctico.
El científico resaltó en cualquier caso que “se trata únicamente de hipótesis”, ya que hay quienes piensan que se trata de explosiones cosmológicas, mientras que otras teorías apuntan que el fenómeno podría derivarse de emisiones en las coronas de estrellas de nuestra galaxia.
Camilo subrayó que el fenómeno es investigado y que si se logran detectar más casos podría tenerse una idea más precisa sobre su origen. Dijo estar convencido de que en un futuro cercano se podrá determinar con precisión el origen de estas ráfagas.
“El descubrimiento de Arecibo ayuda a dar solidez a la afirmación de que se trata de un fenómeno astronómico nuevo, pero de qué se trata está todavía en el aire”, concluyó.
Científicos del Observatorio de Parkes en Australia detectaron en 2007, por vez primera, estas señales, que situaron a millones de años luz de distancia de nuestra galaxia.
El descubrimiento en el Observatorio de Arecibo se produjo el 2 de noviembre de 2012, aunque el análisis del fenómeno se llevó a cabo meses después.
La información fue descrita en el “Astrophysical Journal” por la doctora Laura Spitler, graduada de la Universidad de Cornell en New York y ahora investigadora en el Instituto Max Planck de Radio Astronomía de Bonn (Alemania). EFE