Lapatilla
Las amenazas que usted acaba de hacerle un grupo de ciudadanos venezolanos residentes en los Estados Unidos son inaceptables y de la más extrema gravedad. Deseo explicarle por qué:
Usted ha dicho:
1. Que la Fiscal General, Luisa Ortega, deberá tomar acciones judiciales para que “se identifique (sic) a estos supuestos venezolanos que desde Estados Unidos llaman a agredir, a bloquear y a sancionar a Venezuela y se tomen todas las medidas del caso….Que vayan venezolanos al exterior a instigar una agresión a Venezuela, por lo menos, en la justicia tiene que ser procesados y algún día pagarán por eso”.
Lo que usted dice equivale, ni más ni menos, que a encubrimiento de criminales. Alguien debe haberle dicho a usted que lo que piden los venezolanos, tanto en el exterior como en Venezuela, es que los ladrones, los narcotraficantes, los funcionarios públicos corruptos, los contratistas llamados “boliburgueses” y “Bolichicos”, cuyos desafueros y abusos están ampliamente documentados, sean castigados. Como el régimen que usted preside no lo ha hecho, ni lo hará, porque ustedes han creado un nido de cómplices, los venezolanos honestos desean que, al menos, otros países, entre ellos los Estados Unidos, puedan hacerlo en la medida en la cual sus leyes lo hagan posible. En el caso específico de los Estados Unidos el periodista Casto Ocando nombra en su libro: “Chavistas en el Imperio”, docenas de afectos a su régimen que han hecho ilegalmente inmensas fortunas sin que ustedes hayan movido un dedo para proteger los bienes nacionales y sin que casi nadie vaya a la cárcel. Quienes han ido presos, como Ricardo Fernández Barrueco y Arné Chacón, lo han sido por pugnas intestinas entre mafias del régimen y, en todo caso, han sido liberados al poco tiempo y se encuentran en pleno disfrute de sus riquezas obtenidas magicamente. La mayoría de la llamada boliburguesía creada por ustedes posee grandes depósitos bancarios, mansiones, haciendas, caballos de carrera, yates, aviones, en los Estados Unidos y se disfrazan de filántropos para lavar sus crímenes. Solo la información contenida en el libro de Ocando serviría como noticia criminis para que el régimen que usted maneja, asesorado por los hermanos Castro, tomara medidas severas y ejemplarizantes. Pero no lo han hecho. Las amenazas que usted hace de tomar represalias contra quienes desean que se haga justicia constituyen un abierto acto de complicidad con el bandidaje del régimen, muchos de ellos plenamente identificados, pero aún disfrutando de sus relaciones con los más altos niveles del gobierno o, en algunos casos, formando parte del alto gobierno.
Paradojicamente, usted arremete contra quienes aman verdaderamente al país y tratan de adecentarlo. La agresión contra Venezuela la está cometiendo usted, al encubrir a la oligarquía que ha saqueado a nuestro país y al amenazar a los ciudadanos decentes con represalias por defender los intereses de la Nación. Se equivoca usted cuando piensa que pedir decencia en la función pública es un acto de agresión contra Venezuela cuando solo es un acto de protesta contra los ladrones y criminales que han arruinado al país.
2. Luego dice usted que su gobierno podría cerrar los consulados y la embajada venezolana en Estados Unidos ante las eventuales sanciones que podría tomar Washington por las denuncias sobre violaciones de derechos humanos en el país”. Y agrega esta perla: “Si nos tocara cerrar todos los consulados y las embajada, ¿quiénes serán los primeros perjudicados? Los venezolanos en Estados Unidos ¿Si nos tocara cerrar las embajadas y consulados en EEUU quién sale perjudicado?”.
Oiga usted, Maduro: Esto que usted dice parece cosa de locos, ciertamente no de alguien que dice ser presidente. Cuando leo estas amenazas, recuerdo esas crónicas rojas sobre la mujer despechada que mata a sus dos hijos para vengarse del marido, o las canciones lagrimosas de Julio Jaramillo que rezan: “si no eres mía, no serás de nadie”, es decir, pura cusilería. Cortar la conexión con el mejor cliente de Venezuela, con el mayor exportador de bienes y servicios hacia Venezuela representa un acto suicida para la nación, no un castigo para un grupo de venezolanos en Miami. Me lo imagino a usted en su gabinete, amenazando con cortarle el envío de gasolina a los Estados Unidos, “para que sufran”, mientras Ramírez le dice al oído: “cuidado, que hoy en día, esencialmente, la gasolina nos las envían ellos a nosotros”.
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