Este domingo se “celebra” el día de las madres. Y como la madre es lo más grande que hay, se usa también, en nuestra tierra, la palabra como superlativo que acompaña a algunos sustantivos. Así los venezolanos solemos decir: madre e’ lio, madre e’ tranca, o madre ‘e desastre, como en este caso, para referirnos a la situación que vive Venezuela. Nuestro país se ha convertido, todo él, en una cárcel en la cual (como la que Cervantes refiere en su famoso prólogo) toda incomodidad tiene su asiento. En Venezuela, además de las escasez -que según las encuestas se ha convertido en el primer problema ciudadano, desplazando incluso a la inseguridad, en la que ocupamos el segundo lugar del ranking mundial- tenemos también la inflación más alta del planeta tierra (que cuenta con 198 países), las líneas aéreas ya no nos quieren en sus rutas, cosa que dificulta la estampida que esta calamidad genera.
Esta madre e’ desastre en el que se ha convertido nuestro destino ostenta la inflación más alta del planeta tierra que tiene 198 países. Y aun así hay quien tiene el descaro de hablar del éxito de nuestra economía. Nosotros, que somos una delgada capa de tierra flotando sobre un mar de petróleo estamos teniendo dificultades con el combustible y hasta gente del gobierno que justifica un golpe contra Carlos Andrés Pérez por su neoliberal aumento del precio de la gasolina, señalan la conveniencia de un aumento en su precio (es lo que llamaba CAP introspección retrospectiva). A este madre e’ desastre se suma ahora el hecho de que no hay ni siguiera agua. Suponemos que por culpa de Leopoldo López que desde Ramo Verde está librando una guerra hidrológica.