“Eran las 3:30 de la madrugada cuando allanaron el campamento. Estábamos todos durmiendo. Llegaron violentamente arremetiendo contra todo. A las mujeres nos sacaban por el cabello de las carpas”, contó en exclusiva para La Patilla Yralin Álves, estudiante detenida en la sede del Pnud (ONU).
Álves aseguró que 120 jóvenes fueron detenidos, entre ellos doce menores de edad que “contaban con su permiso para pernoctar en el lugar”.
En medio del relato, la estudiante afirmó que al momento de la detención recibieron golpes por parte de los efectivos de seguridad y que al ser subidos a los autobuses (Encava), en los cuales llegaron camuflados los Guardias Nacionales, les rociaron gas pimienta en el rostro. “Al principio no sabíamos quienes eran, porque llegaron vestidos en jeans y chaqueta negra. Pensábamos que eran los colectivos. Debíamos cumplir con la orden de ‘lánzate al piso y no nos mires la cara’ porque sino nos apuntaban con sus armas”, dijo.
Una vez en Core 5, donde permanecieron durante tres días, las estudiantes fueron separadas de los hombres y esposadas de dos en dos. “Lo único que nos hacían por maldad era apretarnos el tirraje en las muñecas. Nos agredían verbalmente pero no nos maltrataron. Íbamos al baño también de dos en dos. Nunca nos dieron papel ni toallas sanitarias (…) varias muchachas tenían el periodo”, declaró la joven.
Anaisa Valderrama, era una de las encargadas de la logística del campamento, pero por ser madre de una niña no pernoctaba en el lugar. “En el momento del allanamiento me hubiese gustado estar ahí porque hice una familia de los cuales tengo doce todavía detenidos. Vivimos un infierno mientras estuvieron ahí adentro. No sabíamos si comían o qué les estaban haciendo”, expresó.
“La comida era donativo de la sociedad civil, en ningún momento tuvimos tráfico de alimentos (…) eso que ahora se encargaron de sembrar, desde droga hasta latas de atún en las carpas, es totalmente falso. Nunca hubo nisiquiera acaparamiento de nada”, aseguró Valderrama.
Además, informó que en el campamento existían “reglas” y que cada semana se realizaban “requisas” en las carpas para mantener el control.
Melanye Álvarez, otra de las estudiantes detenidas, también se refirió a los objetos presuntamente encontrados por la GNB en el campamento allanado el pasado jueves 8 de mayo. “Todos fuimos testigos del momento en el que nos sembraron los objetos. Nos decían: ‘mira lo que te vamos a sembrar’; levantaban la carpa, metían el revólver, la droga y Luego llamaban al comandante (…) hacían como si se lo hubiesen encontrado. Bombas lacrimógenas y hasta una caja de cerveza con bombas molotov preparadas nos pusieron”, contó.
Álvarez, narró como los efectivos se llevaban todo lo que encontraban en el campamento, dinero, teléfonos, pasta de dientes. “Hasta las cédulas las picaban por la mitad frente a nosotros, nunca nos regresaron nada”, dijo.
Las jóvenes fueron liberadas bajo presentación cada 15 días, mientras otros doce, pertenecientes a dicho campamento del Pnud, se encuentran privados de libertad.