La transpiración se convierte a menudo en un incómodo invitado al que todos pretenden evitar. Pero qué sucede, cuando la sudoración se produce de una forma interrumpida e independiente de la temperatura y el estado emocional. En estos casos se trata de una enfermedad conocida con el nombre de Hiperhidrosis que crea una gran inseguridad en todos aquellos que la padecen, reseña Elcuerpo.es
El sudor está regulado por el sistema simpático de nuestro cuerpo, el cual es necesario para la regulación de la temperatura corporal y para la eliminación de toxinas. En algunas ocasiones el sistema nervioso simpático no tiene un buen funcionamiento pues manda estímulos exagerados a las glándulas sudoríparas las cuales, producen un exceso de sudor. Esta enfermedad se denomina hiperhidrosis.
La enfermedad y sus secuelas psicológicas
La forma más habitual de hiperhidrosis es la que afecta a las palmas de la mano, pero también existen la axilar y la facial. Muchas personas que sufren esta enfermedad ven afectada su calidad de vida y su manera de relacionarse con los demás. La hiperhidrosis palmar es quizás la más embarazosa pues origina muchos problemas a la hora de relacionarse socialmente como el mero hecho de dar la mano, e impide desempeñar gran numero de trabajos- papelería, peluquería, estética, y un largo etc-. La gran mayoría de personas que lo padecen necesitan un uso constante de toallitas de papel para secarse el sudor. La enfermedad en casos más extremos puede dar lugar a hongos y bacterias que producen mal olor.
Origen de la hiperhidrosis
Se pueden distinguir dos tipos de hiperhidrosis. La hiperhidrosis primaria y la hiperhidrosis secundaria. La primera se produce en momentos de estrés o de fatiga emocional. La segunda se produce como resultado de otros trastornos patológicos tales como el hipotiroidismo, enfermedades psiquiátricas, menopausia, etc. y se manifiestan en personas de edad más avanzada. La hiperhidrosis primaria afecta a un 1% de la población y de ellas, el 40% tienen antecedentes familiares por lo que se la considera una enfermedad hereditaria.
El Botox y la hiperhidrosis
El botox es en la actualidad una de las soluciones más avanzadas para la hiperhidrosis de las axilas y de las palmas de la mano.
Sudoración excesiva en las axilas
La ventaja que presenta esta técnica frente a otras es que no se requiere anestesia y se puede hacer vida normal desde el primer momento. Se realiza mediante la inyección de la toxina butolítica -unos quince pinchazos en cada axila- con una aguja muy fina. Para conocer la zona donde pinchar se realiza el Test de Lugol que consiste en pintar la zona con yodo para después espolvorear polvo de almidón sobre ella. La zona en la cual el almidón queda negro es la zona a tratar. Su duración es de ocho a diez semanas.
Sudoración excesiva en manos
El botox aplicado en las palmas de la mano es más laborioso y requiere anestesia local, por lo que se desaconseja la conducción u otra actividad manual después de su aplicación. Los resultados comienzan a observarse a los cuatro días siguientes a su implantación y se mantienen durante un periodo de seis a diez meses. El botox se inyecta en 40 puntos debajo de la piel de cada palma ya que el radio de acción de la toxina butolínica es pequeño.
Otros tratamientos
La simpatectomia es una operación quirúrgica que se realiza con anestesia general. Para llevarla a cabo es necesario practicar un Neumotórax artificial que consiste en meter aire en los pulmones para que estos se eleven y se despeguen de los ganglios nerviosos. El cirujano practica dos incisiones en cada una de las axilas por donde introduce una cámara de video y un bisturí para cortar los ganglios T responsables de la excesiva sudoración. El procedimiento tiene una duración de una hora más o menos.