Un vocero gubernamental (que siempre se equivoca y no tienen ningún peso dentro de las decisiones en el plano económico) anuncia que muy posiblemente en el largo plazo vendría una unificación cambiaria.
En la situación actual una unificación cambiaria significaría: un levantamiento del control cambiario para dar paso a un sistema de cambio libre, o unificar los tres tipos de cambio de cambio “oficiales” (y aquí seguiríamos teniendo otro tipo de cambio: el paralelo). ¿Este gobierno quiere ceder ese poder?, ¿este gobierno quiere perder lo que ha sido la piedra angular del ensamblaje económico del chavismo y ahora del madurismo?, ¿este gobierno está dispuesto a pasarle al mercado y en último instancia a los agentes económicos el control del tipo de cambio? Yo estoy convencido que no, aunque la situación sea desesperada y se torne casi insostenible, el control de cambios representará siempre el caballito de batalla (aunque signifique la destrucción de la economía venezolana) de este modelo político.
Además debemos estar claros que aunque estén dispuestos a desmontar el control de cambios, la presión social, los años electorales que vienen y la incapacidad que tienen para establecer las condiciones mínimas necesarias para acometer tal empresa (generar confianza, credibilidad, oferta de divisas, etc.), para este gobierno lograr ese objetivo es casi imposible.
Hoy en Venezuela los problemas económicos son muy graves, realmente preocupantes y estamos tan mal que es muy complicado encontrar el tipo de cambio de nuestro país. Indudablemente no es la tasa Cencoex, ni la tasa Sicad I, ni la tasa Big Mac, entonces ¿será la tasa Sicad II?, ¿es la tasa de cambio ponderada por nuestros socios comerciales?, ¿es la tasa promedio de nuestras importaciones? Hoy los fundamentos del mercado dicen una cosa y la realidad dice una muy distinta.
En la década de los 80 el economista Rudiger Dornbush escribió que podrían producirse divergencias entre el tipo de cambio que fija el mercado y el que vendría indicado por los fundamentos del mismo, siguiendo el tipo de cambio una senda de desequilibrio o una burbuja especulativa. Estas divergencias estaban relacionadas, según Dornbush, a la credibilidad de las medidas de política económica (y a la confianza que los agentes económicos le tuvieran al gobierno que las ejecutaba).
Mi apuesta: iremos a un sistema dual (con una tercera tasa, la siempre fiel tasa paralela) con un tipo de cambio Cencoex (Bs. 10/$ para lo más esencial) y la unificación del Sicad (en torno a Bs. 50/$ o más con una fuerte migración de rubros de Cencoex y Sicad I a esa nueva tasa). El control de cambios seguirá. Y eso podría ocurrir antes que termine el año. Pensar en una flexibilización del sistema cambiario con las actuales autoridades es utópico. El largo plazo del madurismo son 100 años.
@luisoliveros13