Catapultada a las primeras páginas tras vapulear a Serena Williams este miércoles en Roland Garros, Garbiñe Muguruza, que se considera a sí misma una jugadora de corte ruso, elegirá a finales de este año si defiende los colores de Venezuela o de España.
“No soy el tipo de jugadora español habitual, de tierra, digo que soy rusa porque soy más alta, le pego más plano, me parezco más a las jugadoras del Este”, explicó en rueda de prensa, con una sonrisa perenne, tras dinamitar Roland Garros al ganar a Serena Williams, número uno del mundo y defensora del título.
Muguruza, nacida en Caracas hace 20 años, de padre español y madre venezolana, mide 1,82 metros y es la número 35º de la clasificación mundial.
Afincada en Barcelona, donde entrena, se enfrenta a la disyuntiva de elegir entre los equipos nacionales de Venezuela y de España para jugar la Copa Federación y, sobre todo, con los Juegos Olímpicos de Rio-2016 en el horizonte.
Tras ganar a Serena desveló que al final de esta temporada tomara un decisión al respecto. “Ya es hora y me apetece”, dijo, sin dar más pista sobre a qué continente se dirigirá su elección.
Hija del vasco José Antonio Muguruza, que emigró a Venezuela en 1978 por trabajo, desde los 6 años vive y entrena en la capital catalana, a donde viajó con sus padres para seguir de cerca a sus hermanos, que se habían trasladado a España para formarse como tenistas.
Admiradora de la suiza Martina Hingis en su niñez, luego se decantó por idolatrar a Serena, cuando la pequeña de las Williams irrumpió en el circuito a finales de los 90. “Totalmente diferentes”, dijo entre risas este miércoles sobre el estilo de sus dos referentes.
Su nombre empezó a sonar en el Masters 1000 de Miami de 2012, cuando tenía 18 años. Llegó como invitada y alcanzó la cuarta ronda, con victorias ante jugadoras de la élite mundial.
Este repentino éxito no lo supo digerir, como ella misma reconoce, y tuvo que purgar un año hasta que volviera a estar en disposición de situarse entre las mejores.
El 2014 comenzó con su única victoria en individuales, en el Torneo de Hobart, y una gran actuación en el Abierto de Australia, en el que alcanzó los octavos de final eliminando a una ex número uno como la danesa Caroline Wozniacki.
Pero lo mejor estaba por llegar. Cuando le preguntaron este miércoles cuál era su sueño en el tenis respondió que siempre había sido jugar con Serena Williams en Roland Garros.
En una hora y cuatro minutos lo realizó y superó. “La victoria más bella de mi carrera”, dijo, pero puntualizó que no era su mejor momento.
Entonces se acordó de las lesiones, de la operación en el tobillo que le obligó a parar en 2013. Y señaló que poder volver a estar en condiciones de competir es lo mejor que le ha pasado a sus 20 años.
Ahora la ‘rusa’ se enfrentará en tercera ronda contra la eslovaca Anna Schmiedlova, ya convertida por méritos propios en candidata a la corona en París. AFP