El informe de las ONG’s de derechos humanos ha terminado por quitar a Maduro su careta de demócrata. Los relatos sobre las acciones muy en particular de la Cicpc, el Sebin, la Guardia Nacional Bolivariana y grupos civiles ponen en evidencia accionespropias de un régimen dictatorial.
El uso de la fuerza contra manifestaciones la mayoría pacíficas con participación de 800,000 personas en todo el territorio nacional resultó en 41 muertos asesinados a mansalva de los cuales 27 por armas de fuego; cerca de 850 heridos por balas y perdigones; 157 casos de torturas (golpes, culatazos, patadas y amenazas); 3127 detenciones arbitrarias de los cuales 2463 obligados a un régimen de presentación ilegal;174 ataques a periodistas impedidos de cubrir las noticias; amedrentamientos a zonas residenciales e irrupción en viviendas sin orden judicial; forjamiento de pruebas y robos de sus pertenencias a los detenidos.
A esa vulneración al derecho a la protesta se añade la indefensión ciudadana ante la impunidad de la fiscalía y de los tribunales,contra los culpables de la represión, tal como lo reconoce la Relatora Especial sobre el tema en las NNUU.
Al ocultamiento de la información por parte del gobierno y sus instituciones debemos resaltar el uso de la mentira y de pruebas fabricadas en laboratorios de guerra sucia, para acusar, a ciudadanos opositores de fantasiosos magnicidios y golpes de estado.
Frente a este conjunto de arbitrariedades se requieren acciones contundentes, hay que seguir insistiendo en la renuncia del dictador y sus colaboradores, exigir cárcel para los responsables de las muertes y torturas y movilizar al pueblo para estos fines. Contra las dictaduras no se puede vacilar ni jugar a la política, todo lo que la enfrente es válido.
Juan Antonio Muller
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