La inseguridad acecha, incomoda. La escasez desespera.
Durante la cuarta república, los estudios de opinión ubicaban al alto costo de la vida en el primer lugar de los problemas que aquejaban al país. Este cuadro fue cambiando gradualmente y hace ya varios años que la inseguridad desplazó al tema económico como protagonista en la abarrotada agenda de preocupaciones del venezolano.
Y no se trata de que en aquellos tiempos el poder adquisitivo fuese inferior al actual; por el contrario, en esos días el dinero rendía más. El asunto es que en aquel entonces la inseguridad mostraba niveles de incidencia y crudeza muy por debajo a los que se han registrado en el país en los últimos años. Sin embargo, llama la atención el hecho de que este aspecto no haya logrado impactar de manera notoria en el apoyo que el pueblo ha brindado al Gobierno por década y media.
La escasez, por su parte, escaló en poco tiempo la pirámide de preocupaciones del venezolano y en 2014 se ubicó a la par de la inseguridad. Sin embargo, a diferencia de ésta última, la escasez sí ha demostrado ser de gran impacto en la popularidad de una gestión que día a día pierde adeptos.
Entonces, ¿a qué se debe que un tema que hace más de una década paso a liderar -con niveles record- la preocupación de los venezolanos, no haya impactado los cimientos de una gestión de gobierno tal como lo logró la escasez en menos de un año? Un elemento de peso a la hora de responder a esta pregunta lo encontramos en los grupos focales que periódicamente conducimos:
Las grandes masas, sin importar su inclinación política, perciben el fenómeno de la inseguridad como un problema universal que, con la misma magnitud y carácter que lo experimenta Venezuela, está presente en todas las sociedades del planeta. ¿El resultado? Este fenómeno es aceptado como algo inherente a la dinámica de vida y que no depende de manera directa de las políticas de un Gobierno, y por ende, de la administración de turno. Las siguientes palabras extraídas de una sesión de grupos focales de noviembre de 2013 lo resume: “Eso es algo inevitable, a donde vaya lo encontrará; no importa quién gobierne, no es una cosa que se pueda solucionar”.
¿Por qué se da esta situación con el tema de la inseguridad? Quizás influya el hecho de que en este aspecto el deterioro se dio de manera progresiva y de alguna forma la gente lo integró a su dinámica personal. La escasez por su parte llego de golpe, o al menos así es percibido. Además es algo que entró directo y de manera abrupta en las neveras, en los baños, en los vehículos y en otros predios de la vida de los venezolanos. Con mucha prevención usted puede disminuir un poco las posibilidades de ser víctima del hampa, pero las colas para comprar leche, jabón, papel higiénico o la batería para su carro son inevitables y están a la vista de todos.
Lo cierto es que la escasez pareciera ser una suerte de ventana que lleva al pueblo a mirar más allá y asignarle al gobierno la responsabilidad de otros problemas del país, los cuales al irse agudizando, como lo es el caso de la inseguridad, se hacen también más notorios. La administración de Maduro debe apresurarse en cerrar tal ventana; de lo contrario, corre el riesgo de instalar de manera irreversible en el imaginario de sus seguidores la imagen de que el Rey está desnudo.
Félix L. Seijas Rodríguez
@felixseijasr